De esa que fue magnífica edificación, por lo menos se han medio conservado sus restos. Sobre el fuerte de San Lorenzo, del cual ya escribimos en una ocasión, es tanto lo que se ha relatado que hemos creído que vale la pena insistir sobre el tema.
En el año de 1958, un ensayo filmado por Icanti ganó el primer premio del Concurso Miró en esa categoría, y el tema del trabajo era el que hoy nos ocupa. ¡Qué delicioso resulta el leer lo que hemos mencionado!
De él, hemos extraído casi todo lo que hoy les vamos a brindar. Espero que también les agrade. La captura después de haber sido atacado el fuerte por un barco francés en el año de 1536 fue la razón por la cual el monarca hispano Felipe II decidió construir una fortaleza dotada de suficiente provisión de hombres y armas en la costa atlántica de nuestro Panamá, y más precisamente en la desembocadura del río Chagres. Era tanto el comercio y las riquezas que a través de este istmo y en las dos direcciones pasaban, que no se podían evitar los frecuentes ataques para apoderarse de todo ello. Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania también intentaron apropiarse de todo de lo que por allí transitaba.
De manera que Don Felipe resolvió con tratar al famoso arquitecto italiano Juan Bautista Antonelli, quien ya había diseñado y construido obras parecidas en otras colonias españolas de América. Enseguida, él se trasladó hasta acá con el fin de levantar las primeras estructuras. Sus trabajos similares anteriores los había efectuado en Cartagena de Indias, La Habana, aquí en Portobelo, además de otros sitios.
En tiempos de la Inquisición española, el lugar había sido también un presidio. Más tarde, otro gobernante español fue encerrado en nuestro castillo de hoy por excederse en sus funciones. Su esposa espontáneamente lo acompañó en ese presidio. El general Tomás Herrera también trató de confinar allí a Juan Eligio Alzuru. Recordemos que el Gobierno colombiano resolvió vender al mejor postor sus cañones. En 1908, el fortín, ya panameño, fue declarado Monumento Nacional.
En los archivos históricos españoles, y como es natural más en el de Sevilla, reposan las copias de otros planos que para el mismo castillo elaboró Jefferys. Existen otros planos atribuidos al Ingeniero militar, Salas, otro más a Agustín Czema (1772). El del mayor H. Cunningham, más bien topográfico. También para ese entonces, existe el de Gross, de secciones y elevaciones de los terrenos.
Por cierto, que ya para 1675, se considera terminada la obra del fuerte de San Lorenzo.
Algunos historiadores afirman que al fortín se le pueden atribuir siete diferentes etapas, según las labores que se le han asignado. Más tarde, las explicaremos.
Originalmente, el primitivo Castillo, debido al clima y los malos materiales utilizados, se destruyó al poco tiempo. Entonces, se volvió a construir en un espacio diferente. En la tercera etapa, el fortín fue atacado por el pirata Bradley, quien trabajaba para Henry Morgan. En la conocida como cuarta época, Vernon, otro pirata inglés se la toma. Este mismo siniestro personaje también la destruye para hacer reconstruida tiempo después. En el siglo XIX en otra etapa, la colombiana, el lugar es convertido en una cárcel. Y así Bolívar mandó a encerrar ahí a varios asesinos; por ejemplo, los de Sucre.
En la década de 1960, del siglo XX, el Ejército estadounidense, a cantonado en la ex zona del Canal, encomendó al coronel y médico militar Miguel A. Cabezas para que se hiciera cargo de la nueva y última reconstrucción del fuerte, y en esa ocasión fuimos varias veces con él a visitar las obras,
