Su nombre era Ricardo Fábrega Fábrega con el cual siguió cumpliendo un hecho muy común entre los miembros de esa enorme familia, el de casarse entre ellos.
Nació en Santiago, la capital de una de nuestras provincias que casualmente en un tiempo pasado llevaba como apelativo ¡el de Fábrega!
Fue el 28 de enero de 1905. Sus padres fueron Ricardo J. Fábrega y Hortensia Fábrega. Ricardo padre era ganadero allá en la región que, como ya vimos, le era tan propia y tan familiar. Pero en los años aquellos, la vida se puso muy difícil para poder tan siquiera subsistir. De manera que no le quedó otra opción que venir a establecerse en esta ciudad capital. Y nada menos que con 13 hijos para mantener.
Ricardo estudió en el colegio de La Salle, dirigido por los hermanos cristianos y específicamente el que aún no quedaba en la Plaza de Bolívar.
De su madre heredó la vena musical a la vez que recibió de ella las primeras lecciones de esa bella especialidad, para lo cual también es necesario una clara disposición. Nuestro personaje fue matriculado en el Conservatorio Nacional de esta ciudad donde recibió lecciones que le permitieron tocar el piano, así como el tiple, instrumento de cuerdas colombiano, y además de guitarra.
Creemos que Ricardo Fábrega ha sido el compositor musical más prolífico que hemos tenido. Compuso centenares de boleros, tamboreras, cumbias, pasillos, valses, danzones, sones y demás. Con alguno de ellos ganó varios trofeos así como otros concursos nacionales e internacionales. Su esposa y su hermana referían que sus inspiraciones le venían en los momentos menos imaginados, así por ejemplo, estaba a veces conversando, pedía permiso, se retiraba y regresaba con otra obra, ya escrita con su partitura y letra.
Entre los boleros que nacieron de su inmensa capacidad musical recordemos a Taboga, Panamá Viejo, Cuando lejos de ti, Bajo un palmar, Santa Ana, Ventana, Madrecita, Tu ausencia, Por eso te quiero, Cuando muere la tarde, Noches de mi tierra, Hoy vuelves a mi lado, Por los caminos del viento, Si tú supieras, Riomar, Aquella melodía, Te vas, Noche tropical y Mi lindo ranchito. Entre sus tamboreras más famosas recordemos a Mi negro, Agüita de canela, Chiricanita, Santiagueñita, Me gusta bailar el tambor, Chichaco por los aires, El cangrejal, Yo no quiero que tú me dejes, y también de seguro que muchas más y de gran éxito. Entre los pasillos, Lágrimas.
Recordamos a nuestro personaje saliendo de su oficina cerca de la Presidencia de la República cuando ejercía como notario público. Con Lucho Azcárraga, su gran amigo, grabó varias de sus composiciones, así como artistas extranjeros también lo hicieron en el exterior.