William Nelson Cromwell es el nombre de nuestro personaje de hoy. También lo conocían como “El Zorro” o como “El abogado con una lengua de plata”.
Nació en el popular barrio neoyorquino de Brooklyn, en el seno de una familia bastante modesta. Al morir dejó una fortuna valorada en 19 millones de dólares en efectivo en esos tiempos, y se piensa que adquirió muchas propiedades y así como en otros negocios, especialmente el que hoy nos ocupará.
Su padre fue el coronel John Nelson Cromwell, quien murió durante la guerra de Secesión (1861-1865), la cual fue sumamente sangrienta y que enfrentó contra hermanos estadounidenses, o sea los del sur y los del norte por razones políticas y de otras índoles regionales.
La madre de Cromwell se llamó Sarah Brokow y su esposa Jerome Osgood. La pareja no tuvo descendiente, o alguno de los dos no fue fértil, o Mr. William, por estar dedicado a lo referente a nuestra vía acuática, como que no tuvo tiempo para dedicarse a frivolidades.
Pero no cabe duda de que Cromwell fue un ser dotado de un gran poder imaginativo, de unas energías más que envidiables y bajo muchos aspectos, dotado de una personalidad notablemente pintoresca, además de variable según lo que necesitara. En los retratos de hoy verán su elegante presencia, lo cual también le servía para imponerse en los múltiples asuntos en los cuales actuaba.
En 1896, Cromwell fue designado como representante de su país, los Estados Unidos de Norteamérica, en la compañía francesa del Canal. No necesitó de más nada para comenzar a mover todos los hilos necesarios, a fin de persuadir hasta el Congreso de su país para que adquiriera los derechos franceses del Canal.
Se le acusó de tratar de estimular una revolución en Panamá para conseguir su independencia, de sobornar a militares del Ejército colombiano, a funcionarios de ese mismo país y a ciertos patriotas panameños a fin de alcanzar sus propósitos. Decía que había que “americanizar” el futuro Canal.
En su nómina figuraba, individuos de toda clase con el fin de alcanzar sus objetivos. Hasta sobre el secretario Hay y el presidente Roosevelt llegó su poder de convicción. Cromwell fue también asesor y representante de la USA en la compañía del ferrocarril en Panamá y en la compañía francesa del Canal. A todas estas, su bufete de abogados conocido como Cromwell y Sullivan del número 41 de Wall Street, con todo lo anterior también mucho tenían que ver.
Nos haríamos interminables si también ahora tratáramos tan siquiera de mencionar todo lo que nuestro caballero en Francia, Colombia, la futura Panamá y en su propia nación hizo a fin de alcanzar la casi única razón de su existir.
