El “tigre” del golf, el californiano Eldrick Tiger Woods, está perdiendo el control del juego, luego de haberle sido infiel a su esposa, la ex modelo Elin Nordegren, con cerca de 10 mujeres, según han revelado diversos medios de comunicación.
Considerado uno de los mejores golfistas de la historia, Woods no se conformó con los frutos millonarios que ha recolectado en su carrera –de la cual se ha retirado momentáneamente para dedicarse a su familia– sino que, al alcanzar la cima de la fama, se adentró en un mundo de adicciones, en especial la sexual.
Hoy su esposa, de origen sueco, con la que tuvo dos hijos, le pide un divorcio que se estima podría estar valorado en varios cientos de millones de dólares.
Este tipo de rupturas es común en el deporte profesional americano. De hecho, el 80% de los casos de divorcio en deportistas está vinculado a la “cultura del adulterio” que se vive en ese sector, registró un reportaje publicado por elmundo.es
Tocar la cima del éxito puede ser un arma de doble filo. Cuando “el éxito ya no provee ese estímulo y esa sensación de gratificación, entonces (...) uno se deja llevar por el impulso y se da cuenta de que eso puede ser emocionante”, indica la psicóloga Hildegarde Kochman, del Instituto de Terapia Familiar y de Pareja. Sin embargo, “el éxito tiene esa vena que puede también distorsionar el deseo de cuánto es suficiente y siempre hay un deseo de más”, recalca Kochman.
Cuando se dan estos tipos de exceso, Kochman dice que la persona puede estar condicionada a vivir en un estado de alta emoción con elevadas dosis de adrenalina. Por ello, la psicóloga advierte que se debe ser capaz de “autorregularse” para así no desbordarse por el deseo.
En tanto, la psicóloga Sandra Vielmann plantea que el concepto del éxito no es igual para todos. Tener muchos bienes no hace necesariamente exitoso a alguien, “todo depende de cuáles son las necesidades”.
Cuando una persona se ve en la necesidad de satisfacerse sexualmente con muchas personas y no con su pareja, “hay algo que no está satisfecho”, asegura la psicóloga.
En este sentido, el dinero y las posesiones representan muchos atractivos para otros y, eventualmente, traerán “una serie de tentaciones a las cuales se tiene que estar muy bien parado para resistirse a ellas”. La moral y la fortaleza son un buen recurso para evitar caer en abismos, señala Vielmann.

