El director y guionista Ciro Guerra procede de una región caribeña colombiana, donde ocurre precisamente su segunda película, Los viajes del viento (2009).
Este drama intimista y sincero, que se proyecta hoy en las salas de Panamá, tuvo su estreno mundial este año en el Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia), donde obtuvo el premio Ciudad de Roma.
Ciro Guerra (1981, Río de Oro, Colombia) creció en contacto directo con los mitos, las leyendas y las tradiciones culturales de su país, en especial guarda una relación estrecha con la música en su estado más puro.
“Siempre quise hacer una película que fuera fiel a toda esta riqueza, y la figura del juglar errante, que va de pueblo en pueblo llevando cantos con su acordeón, siempre me fascinó”, explica desde el Festival de Toronto (Canadá), donde presentó Los viajes del viento.
Su producción es sobre Ignacio Carrillo, un modesto juglar que ofrece los acordes de su acordeón a quien desee disfrutarlos.
Un día decide poner punto final a su oficio y emprende el periplo de ir a la comunidad donde reside su maestro, el hoy anciano hombre que le enseñó a ser músico cuando era muchacho y quien le regaló su querido acordeón.
En el camino hacia sus orígenes se encuentra un joven compañero de andanzas: Fermín, quien desea aprender a ejecutar el acordeón como lo hace Carrillo.
La cámara de Ciro Guerra sigue el paso tranquilo de Ignacio Carrillo por hermosos sectores de Colombia como Majagual, Sucre, Taroa y el desierto de la Guajira.
-¿Qué le diría Ciro Guerra a un espectador panameño para que vaya a ver Los viajes del viento?
- “Que lo invito a emprender un viaje a un lugar, que a pesar de ser muy cercano, es desconocido, en el cual vivirá muchas aventuras y descubrirá muchas cosas que lo sorprenderán”.
El resto del viaje se abordará en breve.
VEA Música y silencios del campo

