Tengo escasas memorias de unos caramelos llamados Jujubes, algo cauchosos, y finalmente esta semana me cayó la peseta. Mejor dicho, me cayó un ladrillo en el pie, en forma del Oxford Companion to Food, cuando fui a ver qué era el jujube, o "guinda china".
Resulta que hay una Misión Técnica de Taiwan en Panamá, que bajo el paraguas del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) está implementando cultivos no tradicionales.
Fuimos a Capira a ver algunos, y en compañía de los ingenieros Liu Fung Yen, el especialista taiwanés Edwin Gotty y Eyra Arrollo, nos dimos una pequeña gira. Pero más de eso en otro momento. Por ahora, quiero describir mi primera experiencia comiendo un jujube, totalmente panameño. Panameño, porque crece aquí, pero en realidad su pedigrí proviene de lejos.
Es una frutita pequeña, ovalada, como una ciruelita traqueadora. La muerdes y también es crocante, con una textura a medio camino entre una manzana y un marañón curazao.
Tiene un sabor suavecito, no empalagoso, y agradable. Cuando las cocinas, se comportan como una ciruela o albaricoque, y adquieren esa textura pulposa.
Vea Cosas sobre el dátil chino
