La mejor amiga de mi tía Lucu se llamaba Teresita, a quien Lucu (la loca) le llamaba Perecita, porque según la tía, cualquier persona que prefiriera un gato a un perro, pues ya ves; y es que la Perecita era gatuna, y se pasaba horas hablando con los gatos. Y creo que llegó a entenderles el lenguaje bastante bien.
Haciendo memoria de Peri (su sobrenombre) y observando a mi vecina que también es gatuna, he llegado a la conclusión de que las observaciones de Peri eran interesantes, porque lo último en investigaciones de expertos ha identificado unos 16 patrones verbales de los felinos, que dividen comúnmente en cuatro categorías y son parecidas a las teorías de la Peri:
* Ronroneos y maulliditos en tonos altos: Estos son sonidos felices que hace el micho cuando se siente en confianza y relajado. Los ronroneos varían desde vibraciones casi silentes hasta extrovertidos mini sismos que casi pueden desencajar las persianas. Un ejemplo de un maullidito en tono soprano puede ser el que da cuando le sacas su juguete favorito o su comida predilecta.
* Miau miau: No significa que evacuó la vejiga, vamos. Un miau es una solicitud, una exigencia felina y pueden variar en intensidad, desde soniditos discretos hasta cacofonías multisilábicas de arrabal. Los gatitos le hacen miau a Mamá Gata, pero también, y principalmente, a Mamá humana. Entre más soprano el tono, más amable la connotación, y entre más barítono, más implican que el micho está agitado o estresado por algo.
* Chirridos: Cuando suenan como pajaritos histéricos, es que están frustrados, como si, p.e., hubieran visto a un talingo que se quieren comer pero está fuera de su alcance.
* Cuando escupen y chillan: O quieren aparearse, o sacarle la mugre a otro gato. Un gatito asustado sisea y escupe; uno furioso gruñe y uno a la defensiva aulla y finalmente chilla y grita.
Igualito a las peleas de Lucu y Teri.

