Una historia de amor expresada en lenguaje filosófico y poético llevó a Rita C. Arosemena a ganar el primer concurso literario Javier Stanziola, con el cuento “S”. Tiene 22 años, escribe desde que era una niña y se descubrió como escritora en la adolescencia. Tal vez por eso parezca al leerla que tiene más edad, porque su experiencia no se cuenta en los años sino en el provecho que le saca a las letras, sus eternas compañeras.
¿Hace cuánto escribe?
Escribo desde los siete años. Recuerdo que empecé con historias un poco “sin sentido”, usando a mis compañeros de clase como personajes. Pasaba mucho tiempo sola, soy la menor de dos hermanos (mi hermano mayor me lleva 10 años) así que escribir se convirtió en una práctica habitual desde muy pequeña al no tener en casa un compañero de juego de mi edad. Fue el remedio perfecto para hacer frente al aburrimiento y la soledad.
¿Hay en su familia personas aficionadas a las letras?
Sí, mi madre y mi tía, pero principalmente mi tía, por su profesión docente. Me acostumbré a verla coleccionar revistas científicas, y de vez en cuando tomaba alguna prestada. Me llamaban especialmente la atención las de Historia Universal y Astronomía.
¿Alguna vez tomó algún taller o diplomado de creación literaria?
No, nunca he tomado ningún taller o diplomado. Creo que todo mi proceso de perfeccionamiento como escritora ha sido una cuestión de ensayo y error, pero también de crecimiento personal. Eventualmente he aprendido a transformar no solo las situaciones agradables sino también las desagradables en literatura; me parece que todo deriva de ese aprendizaje.
¿Cuál fue su primer contacto con la literatura?
Diría que el primer libro de la saga de J.K. Rowling. Mi madre me lo regaló cuando tenía siete años, fue a través de ese libro que descubrí la maravilla de crear un mundo propio. Desde entonces comencé a devorar todos los libros que podía, incluso leía los tomos de Física de la enciclopedia antes de dormir. Mi madre decía todo el tiempo que me volvería loca.
¿Cuándo se dio cuenta de que era buena escribiendo?
Cuando tenía 16 años escribí mi primer libro y lo publiqué en internet. El documento tenía mi correo electrónico, y los sitios web que lo distribuyeron procuraron que las lectoras (porque eran principalmente mujeres) pudieran contactarme de alguna forma. Al poco tiempo comencé a recibir muchos correos, de hecho hoy en día, a pesar de los años que han pasado, recibo alguno de vez en cuando, y la mayoría de ellos son de personas que quieren compartir conmigo el cambio o la influencia positiva que ha causado en sus vidas el haber leído mi libro.
Rita C. Arosemena
Ganadora del concurso literario Javier Stanziola
Dato
¿Cuáles son sus referentes literarios?
Comencé a explorar desde muy joven a Nietzsche y a Neruda, aunque suene completamente descabellada la combinación. En Nietzsche, Hobbes y Hegel encontré ideas que me marcaron profundamente y me hicieron desarrollar un enfoque más orientado a la reflexión filosófica. Neruda, por otro lado, ha sido un pilar para desarrollar el tratamiento de la sensibilidad, para descifrar el lenguaje de las emociones.
Más tarde me encontré con Edgar Allan Poe, William Shakespeare, Jane Austen, Mario Benedetti… Pero sin duda el escritor que más ha influido en mí ha sido Julio Cortázar. Tengo Rayuela como el libro más fascinante jamás escrito.
¿Qué la motivó a participar en el concurso literario Javier Stanziola?
El tema me atrapó en cuanto lo leí. En Panamá no se habla con la suficiente libertad acerca de la orientación sexual, y no me refiero a una libertad física sino ideológica.
Un gran porcentaje de nuestra sociedad no ha abandonado aún los mismos prejuicios que justificaban la esclavitud hace un siglo y que siguen justificando la discriminación racial o de género. El deseo de que las cosas cambien, de poder dejar un mundo mejor a nuestros niños, en el que no tengan que sufrir por amar a quien aman, fue una de mis principales motivaciones para escribir.
¿Cuál es su opinión con respecto al tema del concurso, diversidad sexual, tolerancia y orientación?
Para mí, hablar de tolerancia, de derechos humanos o de amor va mucho más allá de la orientación sexual como tal. Desde luego que las preferencias sexuales influyen en la percepción de los conceptos, pero no creo que deban influir en su definición; los sentimientos que experimenta un hombre amando a otro hombre no difieren de los que experimenta un hombre amando a una mujer, y lo mismo ocurre entre dos mujeres que se aman.
Considero que lo fundamental cuando se habla de diversidad sexual es hacerlo de manera incluyente, hacer que las personas entiendan que no se trata de levantar la voz para pedir igualdad y justicia por ser homosexuales, se trata de levantar la voz para pedir igualdad y justicia por el simple hecho de ser humanos. No es algo que debas merecer o ganarte como parte de un grupo de personas con una característica específica, es algo que te pertenece por ser lo que eres.
El cuento tiene un contenido muy profundo y filosófico, incluso algo futurista, ¿en qué se inspiró para escribirlo?
Mi única inspiración fueron una mujer y una idea. Ella es simplemente uno de los acontecimientos más maravillosos que me ha ocurrido en la vida, y la idea fue la posibilidad de que desapareciera, como desaparecen tantas cosas de pronto y uno no sabe cómo, ni dónde, ni por qué.
El contexto futurista y espacial de la historia no es más que un simbolismo de lo que, a mi parecer, debe y tiene que ser el amor: una fuerza inmensa, algo que se expande y que no tiene fin. Como el universo.
