Helkin Guevarahguevara@prensa.comPara aprender a tocar un instrumento hay que dedicar mucho tiempo a la práctica y al estudio, igual como ocurre con cualquier materia escolar.
Sin embargo, este requisito no fue obstáculo para Alfredo Gasnell, quien desde los 11 años sintió simpatía por la guitarra. Cuenta que para aprender a tocarla recibió clases particulares por medio de un profesor que iba a su casa.
A sus 29 años, Gasnell es un guitarrista y cantante que hace un año presentó su primer disco, es profesor de música en el Colegio Real de Panamá y ahora es él quien imparte clases personales a dos o tres alumnos diariamente.
Y al igual que Gasnell hay muchos otros jóvenes que atienden el llamado de la música.
Vanessa Mujica, de 18 años, toca el violín en la Orquesta Sinfónica Juvenil Istmeña (Osji). Dice que generalmente cuando los jóvenes quieren aprender música recurren a tres lugares: el Conservatorio, la Escuela Juvenil de Música (EJM) o al colegio Episcopal San Cristóbal (ESC).
“En mi caso asistía a la EJM luego del colegio y me quedaba allí hasta las 6:00 p.m. Estudiar música te hace crecer como persona y aprendes a trabajar en equipo”, cita.
Ana Gabriela Chávez, de 15 años, toca la viola y también forma parte de la Osji. Comenzó en la música hace dos años en el ESC. Asegura que prepararse en el campo musical le ha dado disciplina, la cual aplica tanto en el aprendizaje del instrumento como en el escolar.
“Con la música adquieres un grado de seriedad y compromiso. En una orquesta estamos entre amigos y disfrutamos lo que hacemos”, cita.
Samuel Robles, director de la Osji, asegura que pertenecer a una orquesta inculca disciplina, responsabilidad y amor por el trabajo, valores que busca cualquier empresario, si el joven finalmente decide no dedicarse al arte.
Robles añade que el 60% de los muchachos de la orquesta juvenil están firmes en su posición de cultivar la música como su profesión.
La profesora de violín Gisela Núñez resalta que la música es una ocupación seria que requiere de mucho estudio, disciplina y de un fuerte trabajo de investigación para lograr una interpretación lo más correcta posible. “También es una profesión de grandes satisfacciones y gran emotividad. Si volviera a nacer y tuviera que elegir un trabajo lo único que cambiaría es decidirme mucho antes por la música de lo que lo hice en el pasado”, confiesa.
Y si bien hay padres que no ven con buenos ojos que sus hijos se enfoquen en esta actividad, hay otros que no dudan en brindarles su apoyo incondicional.
Jessica Thaler es la madre de Paulina, una de las integrantes del grupo juvenil Mini Clan.
Señala que a pesar de que varios días a la semana su pequeña llega a la casa y de inmediato tiene que partir a las prácticas y en ocasiones tiene que comer en el automóvil para cumplir con las presentaciones, prefiere que ella se mantenga ocupada haciendo lo que le gusta y “así está lejos de las lamentables situaciones que aquejan a la juventud”.

