A diferencia de las relaciones que implican infidelidad o sexo casual, el poliamor o "familia múltiple", se basa en el amor al 100%, es decir, relaciones serias, íntimas y a largo plazo entre más de dos personas.
En el poliamor hay absoluto conocimiento y consentimiento de todos los involucrados y se tienen como valores la confianza, la honestidad, el respeto, la comunicación y el establecimiento de una relación no posesiva.
Si, como dice la psicóloga familiar Annalisa de Joyce, "la fidelidad es un compromiso personal que involucra respeto y honestidad hacia la otra persona", entonces existe en el poliamor un contrato parecido al que se asume en una relación de dos.
El amor fiel, como lo conocíamos hasta hoy, es cultural, es un concepto aprendido, aunque existen muy diversas teorías al respecto.
Para Joyce, "puede que el instinto nos haga sentir atracción hacia otra persona, pero finalmente es uno quien decide, conscientemente, si ser fiel o no, y eso es lo que nos diferencia de los animales". Aunque se sabe que los delfines y pingüinos, por ejemplo, tienen una sola pareja toda su vida.
Frente a las críticas, los poliamantes defienden su capacidad de asumir varios compromisos y amar a varias personas por igual, aunque reconocen que se requiere de una gran estabilidad emocional.
Joyce asegura que estas relaciones polígamas, que se dan en muchos casos por escapar de la rutina o por complacer a la pareja, comienzan como algo divertido y emocionante por lo novedoso. "La euforia de lo desconocido parece placentera, pero generalmente y aunque todos estén de acuerdo, más adelante alguno de los participantes saldrá herido. Al final se mezclan emociones muy complejas", agrega.
Lo cierto es que aunque el poliamor (que no tiene nada que ver con los swingers, que basan sus encuentros sólo en el sexo), se mantiene bajo la sombra, quienes lo practican son cada vez más.
