Para Mariana Trejos, de 29 años de edad, no es fácil comer comida criolla. Odia el arroz y los frijoles. Pero cuando su mamá le prepara de manera delicada un mondongo bien guisado, se lo come todo.
Todo lo contrario a Victoria, de 27 años. Ofrecerle un buen plato de mondongo puede ser como un insulto. "No soporto verlo ni olerlo, y mucho menos comerlo", confiesa.
Y así es, se trata de un platillo que logra despertar opiniones encontradas. Pero, por encima de toda pasión está el doctor Ernesto Arosemena, quien se declara un verdadero amante del mondongo.
"Desde que yo recuerdo me gusta el mondongo; mi papá siempre lo cocinaba y aprendí a hacerlo". Por esta razón lo invitaron al Club Los Mondongueros, cuenta Arosemena.
Él se reúne religiosamente todos los miércoles con los miembros del Club de Los Mondongueros de Panamá, que se inició en 1954.
"Antes nos reuníamos en el antiguo Piloto a degustar uno de mis mondongos favoritos, el ‘Mondongo a la culona". Ahora se reúnen en el Club Unión.
Pero el doctor Arosemena no se queda solo con el gusto, desea compartirlo, y ha ideado una forma.
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