"Majestuosa", "desconocida", "imponente" y "milagrosa": así es conocida la Virgen de la Paz, el monumento más alto de Latinoamérica, que tiene una altura de 46.72 metros, pesa mil 200 toneladas y consta de cinco miradores.
La diferencia en altura con el Cristo Redentor de Río de Janeiro, Brasil, es de 8.72 metros.
Este monumento se sienta sobre el cerro Peña de la Virgen, que se encuentra en el atractivo, frío y pequeño estado andino de Trujillo en Venezuela.
La Virgen de la Paz estuvo a cargo del escultor Manuel de la Fuente y Rosendo Camargo, y fue inaugurado el 21 de diciembre de 1983.
Muchos visitantes se quedan sorprendidos porque desde la carretera de la zona andina se observa desde lejos la Virgen.
Graciela Rodríguez, guía turística en la zona, dice que según las leyendas del lugar en la Peña se apareció la Virgen en 1570, un año después de la fundación de la ciudad de Trujillo.
"Durante la llegada de los españoles a la región, en la zona se daban mucha guerras entre colonos y nativos. Por esa razón, el monumento se estableció en el lugar para recordar la historia vivida en la zona hace siglos, agrega la guía.
La imponente estatua de piedra consta de cinco miradores. El primero, ubicado en la rodilla, tiene una altura de 18 metros y permite divisar la ciudad de Trujillo.
El segundo mirador se localiza a 22 metros de altura, y está en la mano izquierda. Desde allí se observa la ciudad de Trujillo, los Llanos de Monay, Isnotú, La Cejita, Motatán y Pampanito.
El tercero se encuentra en la mano derecha, a 26 metros de altura, y permite disfrutar de la mayor elevación del estado de Trujillo, la Teta de Niquitao.
El cuarto mirador, que se ubica en la cintura a 28 metros de altura, permite divisar el Sur del Lago de Maracaibo, la cresta de la Sierra Nevada del Estado Mérida y los límites con el Estado Lara.
También en la cintura, pero situado en la parte delantera de la estructura existe otro mirador desde el que se observa el Páramo de Árbol Redondo y el Páramo La Cristalina. El quinto está en los ojos, a una altura de 44 metros.
"A cada mirador se puede llegar por medio de unos elevadores o escaleras. Cuando se llega a los ojos, a los que se sube únicamente en escalera, hay que bajar de espaldas porque la posición reclinada de la Virgen provoca a las personas mareos y pueden rodar por las escaleras", advierte la guía turística.
Senderos y parques cubiertos de verdosos arbustos decoran la entrada del monumento. En las áreas adyacentes, las famosas artesanías y esculturas en miniatura trabajadas en piedra azul carbón son vendidas a los turistas. Los lugareños aseguran que más de 2 mil 300 personas vienen al año para ver a su patrona.





