Sabemos que el día iría a llegar. Y así sucedió. Y es que ya no nos es posible seguir intentando referirnos a la historia, orígenes, hechos o todo lo acaecido hasta hora en nuestra querida nación. Mencionando tan solo los hechos diarios, nos da mucha pena decirlo, pero a la larga, todo resulta pequeño y superficial.
Y es que nuestras raíces, así como las de nuestros continentes, y todo lo que físicamente hemos llegado a ser, tienen orígenes mucho más complicados aunque no por ello los debemos olvidar.
De manera que si todos, incluidos ustedes, lo aceptamos, y espero que sea así, esta columna dominical se irá también a veces a dedicar a los verdaderos orígenes del Universo, nuestro mundo, nuestro territorio y claro sin olvidarnos de los detalles políticos, sociales, económicos o personales, que constituyen la otra y más sabrosa historia de nuestro Panamá.
¿De dónde venimos originalmente? En el Universo, en el cual nuestro territorio físico ocupa microscópico lugar, se sucedieron y se seguirán sucediendo muchísimas explosiones desde donde nacieron lo que conocemos como estrellas y que unido todo forma lo que se conoce como una galaxia, desde hace nada menos de unos cuatro o cinco mil millones de años. Imagínese que el sistema solar del que nuestra llamada Tierra pertenece está constituida por alrededor de 100 mil millones de estrellas.
Nuestra galaxia en donde, repetimos, hay que incluir a nuestra madre Tierra, parece que nacieron como frutos, lo repetimos, de las citadas explosiones, cuatro o cinco mil millones de años.
Pero también muchos sabios y estudiosos personajes se han dedicado desde hace menos tiempo a estudiar y a comprobar lo que hoy hemos venido a tratar.
El mundo actual es muy diferente de lo que fue cuando acababa de nacer.
El territorio geográfico de lo que hoy es Panamá no ha existido siempre, pero esa parte sí que ya la explicamos en una de nuestras Raíces de meses atrás.
Es que nada físicamente en el globo terráqueo tampoco se asemejaba al de nuestra actualidad. Con el tiempo y de vez en cuando escribiremos sobre más detalles de esta neoformación.
Para algunos va a hacer decepcionante, desde ya lo sabemos: el conocer que los orígenes de nosotros los humanos son muy distintos a los que la mayoría de la gente se suele imaginar, tratando de complacer en esa forma un orgullo mal cimentado. Paciencia y ya lo verán.
Claro que a nosotros también nos gusta más las pequeñas notas, los episodios insustanciales, el día a día de nuestra curiosa transición.
Pero ¡qué le vamos a hacer! de todo hay que trata de saber. Y se los aseguramos, al final y en el caso, las agradables Raíces de siempre no desaparecerán.
