Tal como decíamos en la parte superior de estas nuevas Raíces, hace ya varios años le dedicamos al personaje de hoy una de nuestras publicaciones. Pero fue tanto lo que, por falta de espacio, se nos quedó en el tintero, que allí mismo dejábamos constancia de que pasado cierto tiempo, su historia la completaríamos después.
Es por ello que hoy vamos a tratar de cancelarles esa deuda adquirida hace buen rato ya.
Partiendo de Colombia, su país natal y específicamente desde Cartagena, lugar preciso de su arribo a este mundo y con tan sólo 13 años de vida.
A propósito, qué común era ver cómo menores de edad abandonaban su hogar de nacimiento para ganar y vivir sus vidas sin estar dotados de alguna experiencia en el exterior. ¡Qué valientes!, pero además cuántas necesidades por satisfacer.
Nuestro hombre de hoy nació el 12 de septiembre de 1857. Sin embargo, no hay que olvidar que aquí ya tenía algunos parientes. Es lo de su niñez lo que es digno de admiración y asombro.
Eran épocas en que con motivo del inicio de las obras de la construcción definitiva del ferrocarril de Colón a Panamá, el arribo de millones de aventureros fue una constante digna de considerar.
Apenas llegó a estas tierras comenzó a trabajar como dependiente en una farmacia. Aquí también se inició en las lecturas de esa ciencia, lo cual, junto a la práctica, poco a poco y con tesón y constancia, lo transformaron en un verdadero experto en su oficio.
Apenas veía un libro que le pudiera ayudar, así fuera en lo mucho o en lo poco, hacía lo impensable para poderlo obtener.
Pasados así varios años nuestro personaje de hoy continuó buscando soluciones hasta que le permitieron adquirir su propia farmacia o botica como también se le solía llamar. A su vez, se fue relacionando con gentes que sobresalían por su influencia o posición.
Conoce para ese entonces a Elisa Remón, con la cual tiene amores que terminan en matrimonio, del cual nacieron siete retoños que llevaron los nombres de María, Elisa, Isabel, Cecilia, Carmen, Raúl y Manuel.
Su posición social y capacidad económica continuaban en ascenso.
Uno de sus grandes amigos lo fue José Gabriel Duque, quien había conseguido con el mandatario de la época, Dámaso Cervera, un contrato para explotar lo que quizá fue nuestra primera lotería, todo ello en noviembre de 1883.
Don Manuel Espinosa fue uno de los fiadores que exigían tan jugosas negociaciones. Mas no se olvidó tampoco de ayudar a los demás, y más cuando eran verdaderos necesitados.
El Hospital de Huérfanos, por ese motivo, mucho se benefició. Pero aún hacía más. Veámoslo más adelante.
FUENTES
Textos: Harry Castro StanziolaFotografías: Tomadas por Carlos Endara y del libro que sobre Espinosa publicó la Dra. Concha Peña.Comentarios: vivir@prensa.com
