Ana Alfaro Especial para La Prensavivir+@prensa.comSiempre he sostenido que el arroz es un grano mucho más democrático que el trigo, ya que a diferencia de este último, no es necesario convertirlo en harina para consumirlo.
En nuestra era parece una diferencia trivial, pero en los tiempos en que los molinos eran controlados por los señores feudales, era una herramienta muy efectiva de coercer al pueblo.
No así como el arroz, que puede ir directo del campo a la mesa, pasando solamente por pilón o metate. Además, el arroz provee aproximadamente una quinta parte de las calorías consumidas por la humanidad.
Originario de las colinas al este del Himalaya, el arroz y su cultura se extendieron por toda la masa eurasiática; en Egipto se cultivaba extensivamente, y fueron los árabes quienes lo llevaron a Sicilia e Iberia entre el séptimo y octavo siglo. Con el tiempo, llegó al norte de Italia, donde halló abrigo en la fértil cuenca del Po, el río más largo de Italia, y su tributario, el Ticino.
A medio camino entre Turín y Milán, se encuentra el pueblo de Vercelli, donde cada martes y jueves entra en acción la Borsa del Riso, en el Mercato Merci. Durante la cosecha, en octubre y noviembre, los paneles electrónicos registran furiosamente las transacciones de arroces de grano corto, de la subespecie japónica del Oriza sativa: Arborio, baldo, carnaroli y vialone. (Conozca más sobre los tipos de arroz en "Glosas golosas" de hoy).
Vea Cómo hacer un ‘risotto’
