Una de las razones que impulsan a las personas a comprar mascotas es la habilidad que estas tienen de convertirse, en un abrir y cerrar de ojos, en un miembro más de la familia.
Pero, ¿cómo escoger entre los leales perros o los inteligentes gatos?
“Los gatos son más limpios”, comenta Mónica, que hace 6 años es dueña de Mimi , una hermosa gata gris de ojos verdes. “Antes de comprarle la caja de piedras para que hiciera sus necesidades, ella misma iba al baño y las hacía en una esquina”, dice.
Verónica, que tiene un pastor alemán desde el año pasado, ha descubierto que este es la compañía que necesitaba: “no sé cómo lo hace, pero cuando estoy triste o resfriada siempre se me acerca y me obliga a acariciarle: eso hace que se me olvide por un rato lo que me molestaba”, cuenta.
“Una de las más grandes ventajas que los gatos tienen sobre los perros”, explica la veterinaria Maruquel Rodríguez, “es que estos no tienen un olor específico y que, como se limpian tan meticulosamente, no hay que bañarlos tan seguido”. Además, agrega, la comida de los gatos es mucho más barata.
Pero si lo que buscan de una mascota es compañía, explica Rodríguez, el perro es la opción ideal, porque este “siempre te recibirá al llegar a tu casa, mientras que un gato está siempre en lo suyo y duerme la mayor parte del tiempo” afirma.

