GRAN CAZADOR. Estos gigantes galgos de pelo duro disputan el primer lugar de la raza canina más grande del mundo con el dogo alemán. El irish wolfhound o lobero irlandés se utilizó en la edad media como cazador de lobos. Cuenta la historia que sus ancestros fueron criados por tribus celtas, quienes también los usaban como auxiliares en la caza, por su fuerza y velocidad.
Esta impactante raza era uno de los obsequios más preciados entre la nobleza europea en el siglo XVII. Tanto que su difusión por el continente fue muy rápida, pero llegó un momento en que los Galgos Irlandeses comenzaron a faltar en su país de origen, por lo que se emitió una norma para prohibir su exportación y evitar así que desapareciera. Pese a los esfuerzos, la extinción de los lobos trajo consigo la pérdida casi completa de estos lebreles.
A finales del siglo XIX, el oficial del Ejército irlandés, el capitán George Graham, decidió recuperar al irish, como símbolo celta. Después de estos esfuerzos, el Kennel Club de Irlanda incorpora la raza a las exposiciones caninas y forman un grupo especialista en esta raza.
Aunque su presencia intimida, son excelentes compañeros de familia y pacientes en los juegos de niños. Su altura oscila entre los 71 y 86 centímetros a la cruz, y los machos pesan unos 55 kilos.

