INCIDENTE DE LA TAJADA DE SANDíA CUMPLE 160 AñOS

El pueblo de José Manuel Luna

El pueblo de José  Manuel Luna
El pueblo de José Manuel Luna

Juan Blanco no tiene perdedero. Está a unos minutos del centro de Parita, en Herrera, escondido a pocos metros de la avenida principal. Es pequeño. Tiene unas 25 viviendas repartidas en el medio kilómetro de su única calle de asfalto agujereado y marchito por el polvo de los áridos potreros. La mayoría son casas rulares a medio terminar, rodeadas por árboles de mango, tamarindo y marañón, y con gallinas y perros escuálidos en sus patios.

En la entrada no hay ningún cartel que dé la bienvenida. Y menos algo que informe que se trata del pueblo de José Manuel Luna, el panameño que tenía el puesto de venta de frutas en La Ciénaga (hoy Mercado del Marisco), donde el 15 de abril de 1856 se originó la célebre contienda entre lugareños y estadounidenses con un saldo fatal por una tajada de sandía.

 

Pasado difuso

Los descendientes de José Manuel Luna se mantienen en el pueblo de Juan Blanco, aunque no conservan recuerdos de su célebre antepasado.



Solo en un mínimo parque en la entrada de Parita aparece un monumento en honor al suceso que hoy registra su 160 aniversario. Se trata de una ilustración del pleito entre Luna y el “gringo” Jack Oliver retratada sobre baldosas, a pocos metros de un busto rojizo del cacique París que le ha dado el nombre popular que todos usan para identificar el sitio: “el parque del indio”.



En el colegio de educación primaria de Parita también hay una placa que hace referencia al hecho. Lo que sí permanece intacto en Juan Blanco es el apellido Luna en los descendientes del hombre que exigió el pago de los 5 centésimos de dólar por su pedazo de sandía.

Los Luna, herederos de Juan Blanco

A un chitreano llamado Juan le gustaban las armas. Practicaba cacería y el tiro a latas y botellas en los bosques que rodeaban Parita. No siempre le iba bien. Se iba “en blanco”, decía cuando no le daba ni a una paloma.

Pronto derribaron la vegetación, la gente levantó sus ranchos y al incipiente asentamiento todos lo empezaron a reconocer como el lugar donde Juan “se iba en blanco”.

 

Una de las residencias donde habitan los descendientes del protagonista istmeño en el incidente de la tajada de sandía de 1856.

Y paulatinamente el asunto terminó como “Juan Blanco”, relata, con entusiasmo, María Cristina Luna, una de las residentes del poblado Juan Blanco de Parita, Herrera, y una de las descendientes de José Manuel Luna, el panameño que protagonizó el inicio del incidente de la tajada de sandía el 15 de abril de 1856.

El pueblo de José  Manuel Luna
El pueblo de José Manuel Luna

 “Muy buenas, soy María Cristina Luna, de los Luna de la tajada de sandía”, dijo al presentarse instantes antes.



Familia 



María Cristina, de 63 años, pertenece a una familia de siete hermanos.  Allí en Juan Blanco vive la mayoría de ellos: María Luna, Ana María Luna y Alfredo Luna, todos de más de 70 años. Otros viven en la capital del país y uno, Rogelio Luna, murió hace años, asesinado cerca de la huerta familiar en el pueblo. Ironías de la vida, su cuerpo lo dejaron cerca de unas sandías partidas por la mitad.

El pueblo de José  Manuel Luna
El pueblo de José Manuel Luna

 

“Los Luna seguimos aquí”, dice María. Pero reconoce que no conservan ninguna de las pertenencias de su célebre antepasado. Ni un sombrero, ni una camisa, mucho menos una imagen.  Tampoco tienen historias o anécdotas que compartir sobre su familiar.

Desvanecimiento de la memoria

Hubo un tiempo en que casi todos los residentes de la comunidad de Juan Blanco eran Luna, apuntan. Ahora han entrado nuevas familias, dicen los consultados.



Su padre, Alfredo Luna, no les contó ninguna, al igual que su abuelo, Ambrosio Luna, o sus tíos, Lola Luna, Isidro Luna, Delmira Luna, José de los Santos Luna y Celinia Luna. Todos, o han fallecido o se encuentran en una muy avanzada edad.

 

El pueblo de José  Manuel Luna
El pueblo de José Manuel Luna

Se preguntan entre ellos por sus bisabuelos, pero no los recuerdan. “Nombres que ya se llevó el tiempo”, se lamentan. Ellos (sus bisabuelos) seguro sí conocieron a José Manuel Luna, estiman. Quizá fueron sus hijos, sobrinos o algo.

Hay más descendientes de José Manuel Luna en Parita, (Chitré), la ciudad capital y otras partes del país. “Somos una familia grande, recuerde que antes la gente no tenía un solo hijo. Tenían muchos”, apunta María. Hubo un tiempo en que casi todos los residentes de Juan Blanco eran Luna, apuntan. Ahora han entrado nuevas familias, pero aún quedan los viejos hermanos Luna, los hijos y los nietos, describen.

Sequía

Practican algo de ganadería y agricultura, aunque el que más vocación tenía era su difunto hermano Rogelio, quien a diario iba al campo a cultivar, entre otras legumbres y frutas, la simbólica sandía.

Con los calores que hacen y los ríos secos, explican, es difícil trabajar la tierra.

El pueblo de José  Manuel Luna
El pueblo de José Manuel Luna

“No hay ni para bañarse”, dice María Cristina, porque hace semanas que el servicio de agua potable se interrumpió por la sequía.

“Hemos vuelto al pasado, cuando no había agua y tenían que traerla en camiones”, apunta María.

El pueblo de José  Manuel Luna
El pueblo de José Manuel Luna

Por eso, agradecen la brisa que atraviesa las praderas y llega, fuerte, a los patios. “Hace meses que no cae una gota de agua”, acota Ana María.Xavier Villarreal, de 26 años, es de las más recientes generaciones de descendientes de los Luna. Dice que desde pequeño conoce la historia de su antepasado, pero solo las menciones que se hacen en los libros de historia. Poco a poco su recuerdo se fue perdiendo y ahora solo se sabe lo que ocurrió aquel día de 1856 y poco más, comparte. Incluso, prosigue Xavier, el apellido se va perdiendo en algunas familias, como en su caso. “Soy Villarreal Benalcázar Ríos Luna... Mi apellido histórico ya quedó por allá atrás”, comenta.

Tampoco se hacen en Juan Blanco homenajes a su ilustre residente del siglo XIX. Pero en 2015 sí se hizo en Parita un carro alegórico inspirado en el incidente de la tajada de sandía.

La reina de Calle Abajo era apellido Luna y fue la ocasión propicia para recordar el acontecimiento histórico. El vehículo estaba decorado con imágenes gigantes del "gringo" involucrado en el suceso, de la moneda de cinco centésimos y un pedazo de sandía. Algunas de las piezas reposan ya deterioradas a un costado de la casa de María Luna.

Los políticos han prometido colocar alguna placa en honor a José Manuel Luna, pero no han cumplido, dicen los miembros de la familia Luna, mientras relatan más historias de su pueblo, entre el canto de gallinas de patio y el ruido del viento entre las ramas de los árboles.

 

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