Una estación, una pensión, la playa, el tren, un geriátrico. La paleta de colores es fría. Los objetos mínimos. 60 minutos. Hipólita se viste de negros, azules, oros y cambia permanentemente de vestuario. Ágata conserva un único vestido con arabescos.
Gustav Klimt, canciones que compuso Fernanda García Lao a partir de los poemas de Baudelaire, respetando la estructura formal o desbaratándola, pero conservando palabras e imágenes. Un sillón de un cuerpo, un retablo, micrófono. Un banquito y dos esterillas. Una lámpara de mesa. Peso de carga: 100 kilogramos. Volumen: 1 metro 80 de altura, por 1 metro cuadrado.
Una cantante abandonada por su amante y por su orquesta es salvada de una situación extrema por una mujer que le da refugio y que termina convirtiéndose en su asistente, cómplice y mensajera.
Hipólita es la cantante, diva errante, amante de los suicidios. Influenciada por la poética baudeleriana, cita, a veces con lucidez, otras sin sentido, frases del artista. Ágata es su asistente. Contrapunto de Hipólita, realista y morbosa, descubre un mundo diferente a partir de la aparición de la otra.
La amante de Baudelaire vestida de terciopelo es un espectáculo teatral-musical creado a partir de Las flores del mal del escritor francés Charles Baudelaire.
Esta puesta argentina escrita, dirigida y protagonizada por Fernanda García Lao y Gabriela Luján (ambas ganadoras de la categoría de Mejor Actriz en el Festival de Teatro de Mar del Plata 2005) se presentará el domingo 2 de abril en el Teatro Nacional, como parte del II Festival Internacional de Artes Escénicas (FAE06).
Sobre la obra, las actrices explican que "después de varias hipótesis e intentos por encontrar una forma teatral que contenga las canciones y las resignifique dramáticamente a partir de improvisaciones, surgió un mundo poblado por dos personajes, con un vínculo intenso y un lenguaje singular para cada uno. Poético y onírico para Hipólita, cotidiano y absurdo para Ágata". Juntas, actrices y personajes, transitan diferentes espacios, rodeadas de equipaje y bártulos.
