875298Ana Alfaro Especial para La Prensavivir@prensa.com¿Qué rayos pueden tener en común Ferrán Adriá y un ratón llamado Remy?
El primero, como muchos sabemos, es el cocinero más importante del mundo, que desde su restaurante El Bulli, en Cataluña, ha lanzado la revolución gastronómica más importante de fin de siglo; la de la "cocina molecular" o como le quieran llamar varios: la cocina convertida en laboratorio, donde el deconstructivismo alcanza el idioma de las papilas.
El segundo, nacido en los laboratorios de Pixar –doble hit esta semana para Steve Jobs, fundador del estudio de animación digital y creador del nuevo y revolucionario iPhone– alcanzará tres dimensiones en el anaquel de juguetes de Disney, propietaria actual de Pixar: es el héroe improbable de una película ambientada en las cavernosas cocinas de un encumbrado restaurán parisino. Adriá dobló la voz de uno de los comensales, pero no se limita a Adriá en el español, el protagonismo de los grandes chefs en esta maravilla de la animación digital.
En la versión inglesa está Jamie Oliver; en italiano, Gualtiero Marchesi y en francés Guy Savoy y Cyril Lignac. Lo gracioso es, por supuesto, que ratatouille comienza con "rata"; más allá de la coincidencia onomatopéyica, este plato de la cocina campesina del sur de Francia juega un papel importante en la trama del filme, que no divulgaré para no estropear el dènouement –perdón, "desenlace"–.
Debe estárseme pegando el esnobismo inherente de la estufa francesa: uno de los personajes de la cinta es un difunto chef de tres estrellas Michelin quien inspira a la rata Rémy: "Todo el mundo puede cocinar", ha sido el mantra del finado Auguste Gusteau, que Rémy sigue contra las maquinaciones del actual chef y las altas expectativas del crítico gastronómico que aparece en el momento indicado para trastocar los esquemas a Rémy y Alfredo Lingüini, el underdog del filme.
Le hice nota a la colega Aristóloga para que vea lo coprófaga que puede parecer ella. Humildad, colega, humildad. O Prozac o Tafil, cógelo suave con los restaurantes que es un trabajo difícil, le recomendé. De igual forma, recomiendo a todo interesado en el tras telones de un restaurante, observar cada detalle de la ambientación: la presentación de platos, el juego de manos de los cocineros, hasta la pátina de las ollas de cobre: solamente faltan los aromas de la sopa y, por supuesto, del ratatouille.
Vea A la mediterránea
