En Panamá se estima que cada tres horas muere un panameño de un evento cardiovascular. Lo curioso es que aunque se trata de una realidad alarmante, las autoridades de salud del país y la población en general la desconocen.
El cardiólogo Baldomero González, miembro de la Sociedad Panameña de Cardiología (SPC), explica que el problema está en que la gente se guía por las estadísticas que mantiene la Contraloría General de la República, que coloca a los tumores malignos [cáncer] como la primera causa de muerte entre la población, cuando en realidad, agrega, son las cardiovasculares las que deberían ocupar esa posición.
El galeno, quien forma parte de la Fundación Panameña del Corazón, asegura que la Contraloría acostumbra englobar todos los tipos de tumores (próstata, mama, etc.) en un solo reglón, lo que ayuda a disparar las estadísticas. Mientras las cardiovasculares las suma por caso; es decir, las muertes por enfermedades de las arterias coronarias (angina e infarto del miocardio) van separadas de las cerebrales y de las arterias periféricas que restringen el flujo sanguíneo a ciertas partes del cuerpo.
Incluso, la diabetes tiene un reglón diferente a pesar de que científicamente se ha demostrado que los que padecen esta patología mueren a causa de un evento cardiovascular.
Lo más triste, según González, es que a diferencia de los tumores, las enfermedades cardiovasculares tienen un común denominador que puede ser atacado objetivamente desde un principio si las personas acudieran desde temprano al médico: "la disfunción endotelial". Esta se produce cuando el endotelio (tejido que recubre el interior de los vasos sanguíneos y el corazón) deja de funcionar como secretor de óxido nítrico y como un potente vasodilatador, aumentando los riesgos de eventos coronarios o infartos al miocardio.
(Vea Una epidemia de diabetes)
