Polifacéticas, variadas y en constante cambio. Así parecen ser los rostros de la rumba en Panamá: las discotecas.
Abundan en Calle Uruguay, Zona Viva y Plaza New York. De esta forma, mantienen las opciones abiertas y prometen siempre algo que hacer para aquellos que disfrutan la fiesta.
Pero esta pluralidad de opciones no siempre fue así. Antes, solo se hablaba de Patatús, Rock Café, Liquid y otras contadas discotecas que no les daban mucho de dónde escoger a los amantes de las fiestas nocturnas.
En los últimos años, la situación ha sido distinta: a cada rato surge una nueva discoteca de moda, con nuevo ambiente y mejores promociones, que dentro de dos años cerrará sus puertas, pasará por una renovación total y volverá a abrir con un concepto y nombre diferente. Y así, el ciclo se repite.
2009 trajo un cambio aún mayor: Zona Viva, un bulevar con más de 20 discotecas y con espacio para más.
¿La razón del vertiginoso aumento? “Es un buen negocio: el panameño es muy rumbero”, apunta Marki Ostrander, promotor de la discoteca People.
Por esto, ahora hay tres o cuatro veces más discotecas que antes, añade.
Para Atsuo Gutiérrez (dj Tom Sawyer), dueño de las discotecas Velvet, Pure y The Loft, este crecimiento “considerable” se debe, en gran parte, al aumento del movimiento del turismo en los recientes años.
VEA Metamorfosis de la rumba

