BEIJING, China. DPA. - La crisis económica dará un respiro a China a partir del lunes, cuando dé comienze el año nuevo, el del dragón, que según los adivinos deberá traer el cambio, el crecimiento, el bienestar y la prosperidad.
Lejos del país asiático, el dragón es un monstruo que hecha fuego por la boca, pero en China está considerado como un portador de esperanza y prosperidad. De ahí que muchas parejas quieran casarse en este año y tener un "niño-dragón".
El animal mitológico es un símbolo de poder, justicia y prosperidad. El emperador chino estaba sentado en el "trono del dragón" ya que de los doce signos del zodiaco, el del dragón se distingue en particular. No es concebido como un animal, sino como un auténtico ser milagroso.
En el año del dragón reinan la excitación y la euforia. "El cambio es la llave para 2012", piensa el adivino de Hong Kong Li Juming. "Los chinos dicen que las cosas cambian cuando se encuentran con el dragón".
Los altibajos de las bolsas continuarán, pero el liderazgo del dragón renovará la confianza. "El año del dragón es importante para una sana y armoniosa década. Es un año en el que todo va a mejor", señaló Li Juming.
La combinación del ser mitológico con el elemento agua dulce es muy prometedora y ocurre sólo cada 60 años. El agua mantendrá la fluidez en los mercados de valores y el dragón los debe estabilizar y tranquilizar.
El dragón de agua es considerado como un ser comprensivo, diplomático, inteligente y prudente. Sin agua el hombre no puede vivir, alimenta la naturaleza y hace que los árboles crezcan. Y dicen que la madera da mucha suerte al dragón.
Según quiere hacer creer el horóscopo, en el año del dragón de agua la creatividad y la economía deben crecer y florecer, mientras que habrá un mayor flujo de ideas.
Que China se haya convertido en la segunda mayor economía del mundo se lo debe a un hijo del dragón: Deng Xiaoping. Lideró el camino de la reforma económica y de la apertura a los mercados por el que discurrió China en las dos últimas décadas.
El año del dragón también trajo frecuentemente cambios inesperados. Los chinos recuerdan especialmente el año 1976, cuando se puso fin a la revolución cultural. Aquel año murió el revolucionario Mao Tse-tung, que con sus campañas dirigió al país hacia el caos una y otra vez.En aquel mismo año murió el por aquel entonces muy estimado primer ministro del régimen comunista, Zhou Enlai.