La inconformidad puede pesar mucho sobre los hombros de personas quejosas.
El sistema inmunológico encargado de formar las defensas del organismo no solo tiene que lidiar con bacterias y virus, sino que también es víctima de los pensamientos, emociones y acciones concebidas, pues, al ser negativas, puede resultar afectado.
Así lo explica la psicoterapeuta venezolana Yvette Castellanos, que dictará el taller “Un mundo sin quejas”, el 28 de abril, a las 6:00 p.m., en el hotel Granada.
Asegura Castellanos que hoy se conoce que una gran cantidad de enfermedades son de origen psicosomático, lo que quiere decir que los padecimientos pueden brotar en el cuerpo al concebirlos en la mente.
Aunque la especialista admite que anteriormente fue una persona “quejumbrosa y pesimista, rodeada de gente similar” , afirma que “ya es hora de que tomemos el control para dirigirlos hacia un aspecto positivo”.
Esto es vital porque, según Castellanos, cuando la persona está inmersa en un mundo de quejas, “se aleja inevitablemente de la verdadera felicidad, produciéndole estados de apatía, frustración y amargura, que la llevan, por la ley de la atracción, a un mundo de enfermedades y calamidades de cualquier índole negativo”.
En este sentido, indica que el hombre y la mujer son como “ imanes” atrayendo lo anterior “a nuestro mundo interior de pensamientos y emociones”.
“Cuando erradicamos este perjudicial hábito de la queja, vaciamos nuestra mente de pensamientos envenenantes, y esto nos conecta con una paz interior indescriptible, dando paso a una mejora de nuestra salud y hasta un evidente rejuvenecimiento de nuestro aspecto físico”, sustenta Castellanos.
Es posible vivir sin quejarse, pero para hacerlo hay que dejar de enfocarse en “aquello que nos desagrada y que nos hace falta”.
En cambio, uno debe ser más “agradecido”, explica la psicoterapeuta.
Rodearse de gente optimista y adquirir conocimientos que ayuden a la superación personal, es el siguiente paso para liberar su vida de las quejas, puntualiza Castellanos.
