El actor cubano Jorge Perugorría dice sentirse "tranquilo" ante la situación inusual que se produce estos días: la dulce convergencia de homenajes en Nueva York a sus facetas como actor, realizador y pintor.
"Lo llevo muy tranquilo", dijo durante su primera visita a esta ciudad en la víspera de una pequeña retrospectiva de su trabajo como actor que le ha organizado el Festival de Cine La Habana Nueva York.
Para Perugorría, el tributo a su actuación en películas como Amor vertical (1998), Cosas que dejé en La Habana (1997) y Una rosa de Francia (2005) "no es personal, sino "un reconocimiento a todo el cine cubano".
El recorrido por algunas de sus películas no incluye, con todo, la famosa Fresa y chocolate, dirigida por el realizador cubano Tomás Gutiérrez Alea y con la que Perugorría se dio a conocer amplia e internacionalmente en 1994.
Y es que en Estados Unidos y en todo el mundo el actor es famoso por su papel en ese filme, el de un homosexual, por lo que dice que esta visita a Nueva York es propicia para que el público conozca a plenitud a otros Perugorrías: el pintor y el director de cine.
"La gente va a tener una idea más completa de mi trabajo, de todo lo que hago", asegura.
Además del homenaje a su carrera como actor, el festival será la vitrina para el estreno en EU de su documental Habana Abierta (2003), realizado junto al cineasta cubano Arturo Soto, con quien ha trabajado varias veces y a quien considera un hermano.
Perugorría también celebra en Nueva York su primera muestra individual de pintura en EU, que abre el 15 de abril en el Cuban Art Space de Manhattan bajo el título Chivo que rompe tambó, una frase tomada de un tema del cantante cubano "Bola de Nieve".
"Son pinturas expresionistas, inspiradas en mi tercer documental, Santiago y la Virgen en la fiesta del fuego. Son tributos a los rituales y sacrificios de animales, a la religiosidad política que hemos vivido los de mi generación", explicó.
