Deben ser pocos los panameños que no han crecido al ritmo de las aventuras de Tom y Jerry, Los Picapiedra, Scooby-Doo, The Huckleberry Hunt Show y el Oso Yogui, todos fruto de una asociación de 50 años entre los dibujantes estadounidenses William Hanna (1910-2001) y Joseph Barbera (1911-2006).
300 millones de personas, en 20 idiomas diferentes, dan cuenta de los más de 2 mil personajes hechos por Hanna. Este mes, sus admiradores celebran el centenario de su nacimiento.
Sus historias, surgidas por el factor inalienable de la amistad y la sociedad de laborar con Barbera en televisión y cine, narran aventuras en ambientes bucólicos y revelan la afición de Hanna por la naturaleza.
La obra conjunta más reproducida es Tom y Jerry, en los que invirtieron 17 años de labor, pero otras caricaturas también han logrado un éxito importante, como Los Picapiedra, que eran disfrutados tanto por niños como por adultos e introdujo una temática cotidiana.
Además, Los Picapiedra llegó a contar con su versión espacial, Los Jetsons. Ambos espacios familiares fueron la base de actuales seriales animados como Los Simpsons o South Park, ya que el sentido y profundidad de sus personajes acabaron con el paradigma de que las caricaturas solo eran para la audiencia infantil.
Aunque los personajes de Hanna y Barbera no tengan la misma relevancia que antes, ni estén en el horario de mayor audiencia en los canales de hoy, sus obras copan las reposiciones de cualquier cadena que cuente con programación para niños, traspasando barreras generacionales y reuniendo a los que son niños y a los que algún día lo fueron.
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