Paul McCartney y Heather Mills volvieron ayer a los tribunales para intentar llegar a un acuerdo sobre los términos del divorcio.
La disputa por la riqueza del ex Beatle, estimada en mil 600 millones de dólares, podría terminar en el más cuantioso arreglo financiero por divorcio en la historia de Gran Bretaña.
Mills, de 40 años, se veía tensa y no efectuó declaraciones al ingresar en la sala de audiencias del Tribunal de Justicia Real, ataviada con un traje gris y una camisa de color rosado brillante. McCartney, de 65 años, llegó al tribunal después que su ex esposa, también de traje gris. Dijo "buenos días" cuando arribó al edificio judicial con una maleta grande de color negro.

