Un dato que probablemente desconocías: la palabra “restaurante” proviene de una sopa concentrada y barata que se vendía en Francia en el siglo XVI, que se promovía como una cura “restaurativa” para el cansancio, y el primer “restaurante” especializado en tales potingues abrió sus puertas en París en 1765.
Pero la sopa dista de haber sido inventada en Francia. Los primeros registros provienen de hace 8 mil ó 9 mil años, cuando se inventaron los cuezos de barro o las “bolsas” de pellejo: en todo caso, con el adviento de recipientes impermeables, ya que para hacer una sopa, es necesario poder hervir líquido en un contenedor.
Por definición, una sopa es un alimento elaborado a base de ingredientes cárnicos o vegetales, o una mezcla de ambos, en agua, jugo u otro líquido. Con esto se obtiene un caldo, palabra que proviene, por supuesto, de la raíz latina que denota calor.
Las sopas suelen tener una mezcla de vegetales que las aromatizan: bien sea un mirepoix (vegetales finamente cortados y salteados) o un bouquet garni (vegetales atados con una cuerda, o en una bolsa de muselina para su posterior remoción).
Se dividen en caldos cortos, bien sean consomés o bouillons, y sopas más acuerpadas, que se clasifican según lo que se use para espesarlas: las puré son sopas de vegetales espesadas con algún tipo de almidón; los bisques, con mariscos molidos, o vegetales espesados con crema; las cremas se espesan con salsa besamela, roux o beurre manié, y las veloutés se usa huevos, mantequilla y crema. También se usa sopas con arroz, harina, granos o trozos de pan.
