El nuevo edificio del museo Soumaya, que el magnate mexicano Carlos Slim inauguró la noche del martes en la ciudad de México, es un desafío a la fuerza de gravedad.
Asentado sobre 28 columnas tubulares perimetrales, se proyecta como una gran ola suspendida por la tensión y el efecto de torsión de los materiales utilizados. El museo funcionaba desde 1994 en otro recinto en el sur de la Ciudad de México.
Ahora, con su arquitectura vanguardista, se convierte en el más moderno de México, con un acervo de 66 mil obras que recorren seis siglos de arte y que estarán repartidas entre las dos sedes.
A contrarreloj trabajaban los obreros pocas horas antes de la inauguración, a la que asistieron personalidades como el presidente de México, Felipe Calderón, el escritor colombiano Gabriel García Márquez y el presentador televisivo estadounidense Larry King.
Slim, orgulloso, mostraba la obra a unos 600 invitados. El museo está en Plaza Carso, un complejo corporativo, de vivienda y comercial que alojará las oficinas de las compañías de este empresario, que es el hombre más rico del mundo y uno de los más influyentes en América Latina.
En sus palabras de apertura, Larry King, -luego de despojarse de la chaqueta para mostrar sus emblemáticos tirantes- afirmó en inglés: “Jamás habrán visto arte como este, mostrado de esta manera”.
El museo Soumaya tendrá ingreso siempre gratuito y se abrirá al público a partir del 28 de marzo. Una parte importante de las 16 colecciones que albergará ya está distribuida en los seis pisos de un edificio que cuenta con 7 mil 517 metros cuadrados de área de exposición.
La pequeña muestra exhibida la noche de su inauguración es un adelanto de la riqueza que encierra el acervo. Para Calderón “hay muy pocos espacios donde se pueden conocer los pasos de los grandes maestros de México y del mundo”.
Calderón ratificó lo que Larry King había dicho minutos antes: “Este es ya uno de los museos más importante del mundo”, y describió su arquitectura como “muy, muy audaz”.
El acervo de pintura y escultura, tanto mexicana como europea, corresponde al gusto ecléctico de una colección privada, que por lo mismo tiene la ventaja de abarcar distintas disciplinas del arte y expresiones de la creatividad.
Hay obras de extraordinario valor, de artistas mexicanos y europeos, desde el último mural que realizó el maestro Diego Rivera a la colección de esculturas de Auguste Rodin, considerada la segunda más importante en el mundo, junto a Salvador Dalí, El Greco, y otros grandes artistas.

