De Europa, Puesto Rico, México y Estados Unidos llegan decenas de reseñas y buenas críticas sobre el último trabajo musical del percusionista Fidel Morales, Salsa-Son-Timba, un CD/DVD grabado y masterizado en los estudios de Pablo Milanés en Cuba.
Contento anda Morales, un músico con actitud y los pies bien puestos sobre los pedales de su batería. No es para menos. Este maestro de semilleros musicales, que coquetea infielmente con el jazz, la salsa y la música clásica, que a los 15 años escribió sus primeros arreglos para una Big Band, que ha compartido luces con figuras como Danilo Pérez, Gilberto Santa Rosa, Basilio, Chichi Peralta y María Marta Serra Lima entre otros, llegó a Panamá para comenzar desde cero y hoy es uno de los músicos más reconocidos de su país de residencia y su tierra natal.
Cuba es el tema central de este tributo que abriga raíces, el son montuno, el chachachá, fotografías en blanco y negro, sonidos del pasado, los oídos de su abuela (su peor/mayor crítica) y el jazz latino, todo abrigado por un proyecto contemporáneo que el músico ha nombrado Nega ("casa" en kuna), para transportarlo de regreso a sus primeros intentos musicales. El trabajo además propone orquestaciones a lo Count Basie, Maurice Ravel o Hermeto Pascoal, algunos héroes del baterista.
El mítico productor Germán Velazco fue el maestro de ceremonias y la lista de comensales incluyó a Teté García, Amadito Valdés, Sixto "el indio" Llorente y Tirso Duarte por nombrar sólo algunos de los grandes que acompañaron al baterista y compositor en la construcción "casi inconsciente" de este documento que le devuelve valor y, de alguna manera, intenta actualizar lo mejor de la música que le ha dado la fuerza y las bases que caracterizan a Fidel Morales.

