Durante la regencia greco-siria de Judea, los judíos tenían prohibido aprender sobre su religión, así que cuando se reunían a aprender del Torah, su libro sagrado, llevaban trompitos llamados dreidel.
Actualmente en Hannukah se les da a los niños un trompito, además chocolatines en forma de monedas.
Pero las tradiciones de la mesa de Hannukah son muchas más: Judith, una bella viuda; cuentan los evangelios apócrifos (no reconocidos por los judíos, ya que no fueron escritos en hebreo, o sea que la historia es considerada simple mito por muchos), se dedicó a alimentar al general asirio Holofernes de queso, causándole una terrible sed que sació con copiosas cantidades de vino.
RELLENO
Con esto, por supuesto, quedó inconsciente de la borrachera, y Judith le cortó la cabeza, causando el vuelo de sus soldados y salvando, de paso, a su pueblo.
Por esta razón, en Hannukah también se acostumbra servir platos con queso.
Uno de estos era un favorito de mi abuelita checa. Eran llamados palachinka, o sea, crêpes, pero no Suzette (que aprendí a hacer de ella) sino rellenos de queso fresco con azúcar y ralladuras de naranja.
Una verdadera delicia. Otra tradición de Hannukah, especialmente en el caso de los judíos ashkenazi o provenientes del norte de Europa, son los latkes. Estas torrejitas de papa las comen los rusos, checos, ucranianos, alemanes y polacos, sin importar religión.
Los suecos hacen una versión llamada raggmunk y, por añadidura, son el plato nacional de Bielorrusia. India y Corea tienen sendas versiones de las sabrosas tortillas de papa.
Los judíos las acompañan, preferentemente, de puré de manzana o de crema agria, pero se pueden comer con lo que quieras.
Una cosa que sí varía no solo de país en país, sino de casa en casa es la manera de rallar las papas. Hay quienes las rallan en tiras largas, y bastante más gruesas, como palillos de dientes gordos; otros las rallan más finamente, y otros más, las rallan de forma que quedan casi licuadas.

