Si bien para nosotros el arroz es complemento indispensable para el almuerzo o cena, en Asia, se consume a toda hora del día.
Para el desayuno, por ejemplo, es una especie de potaje, al que se le añaden diferentes saborizantes. Pero, también se le da a los enfermos y a los infantes.
Mi primer encuentro con este potaje no fue afortunado. Me tocó una gastritis de olimpiada mientras vivía en Tokio y un amigo japonés que estudiaba medicina, me aplicó una milenaria cura para mi malestar estomacal: arroz hervido, no sequito, no aguadito de arroz, pero sin sal, sin marisquitos, sin especias. Sin nada. Nothing, Nyet. Rien de tout. Milagrosamente, a las 24 horas, la horrible gastritis había desaparecido.
Por supuesto, muchos de ustedes habrán visto pasar el carrito del “guachito de arroz” en el desayuno chino. Cada restaurante tiene sus variantes, aunque aquí lo comemos principalmente al estilo de Guangzhou, que es de donde proceden la mayoría de inmigrantes chinos.
En esta versión, se utiliza una relación de 12 tazas de agua por cada taza de arroz: esto se cuece hasta que el arroz se deshaga y se convierta en un sopón viscoso, que se cocina durante más de una hora.
En otras versiones de China, y de Asia, se usan diferentes proporciones de agua/arroz.
La japonesa, llamada kayú, se hace en 30 minutos y con cinco tazas de agua por cada taza de arroz.
Y aunque en Japón sí le echan sal, jengibre, soya, pedacitos de pescado, cebollinas, pollo y cerdo.
‘CONGUÍ’, SIN RECETA
Ya mayorcita regresé a Oriente, y recién aterrizada en Hong Kong, el reloj decía desayuno, pero mi estómago pedía cena. Con un hambre tan olímpica, me aventuré a probar mi primer congee (se pronuncia “conguí”) administrado sin receta médica.
Estaba en un hotel cuyo nombre no recuerdo, del lado de Kowloon, y recuerdo exactamente la gloriosa sensación de estar sentada frente a una vista apoteósica de la Bahía Fragante (eso significa Kong Kong), comiendo un potaje de arroz con guarnición de tiras de cerdo, cebollinas y huevos milenarios (son huevos curtidos, que se solían enterrar por varias semanas hasta que se volvieran negros, y en aquella ocasión preferí no investigar mucho el pedigrí de los que me sirvieron).
Otras guarniciones interesantes del “conguí” incluyen las raíces de mostaza encurtidas conocidas como cha choi; pasta de pescado; lechuga en julianas; bambú nacido; youtiao, un híbrido entre un mafá y una hojaldra, y varios tipos más de vegetales, carnes de aire, tierra y mar y hasta manís, pero en su cáscara.
Los coreanos, a su vez, lo llaman yuk, y lo saborizan con kimchee (repollo encurtido picante), carnes y calamares secos y en grandes ocasiones se le añade a la olla harina de piñones; la versión tailandesa, conocida como yok es una comida completa, por lo que se ha extendido su consumo a otras horas del día y básicamente se sirve con un huevo pasado por agua, con pasta de pescado, pastas de curry, cebollinas, pescado, gallina o puerco asado y desmenuzado, jengibre y encurtidos, principalmente de rábano.
De cualquier forma, la próxima vez que vayas a un desayuno chino en esta ciudad no te pierdas el verdadero: el “conguí”.
