Alicia en el país de las maravillas, una adaptación del clásico literario de Lewis Carroll, es una de las recientes películas que ha visto el guatemalteco Rafael Rosal, director del Centro de Producción Casa Comal y del Festival Ícaro de Cine y Video en Centroamérica.
“Me agradó ver a mis hijos de cuatro y cinco años gozando del 3D. La película no rescata la profundidad del texto original, en este sentido me gusta más la versión animada de Walt Disney”, cita.
A la fecha este cineasta, productor y editor no ha podido ver la cinta Del amor y otros demonios de la costarricense Hilda Hidalgo, a quien le tomó seis años poder realizar dicho proyecto. Rosal solo ha podido ver los trailers, los cuales le acapararon la atención.
En materia de documentales, Rosal apreció recientemente La Isla, del ale-mán Uli Stelzner, que trata sobre los archivos secretos de la policía en Guatemala. “Está muy bueno, en Guatemala llenó el Teatro Nacional tres veces seguidas, reuniendo a seis mil espectadores”, dice.
Rosal, quien define al cine como el medio más hermoso y efectivo de comunicación, busca siempre que el tema y las imágenes de la producción audiovisual “afecten mis sentimientos y sentidos”.
A este cineasta –que prefiere las películas con tramas de aventuras épico-fantásticas y los documentales que sensibilicen al espectador con un tema humano– confiesa que no se atreve a señalar cuál es su cinta predilecta. “Tengo muchas películas favoritas, tantas como géneros y cinematografías; limitarlas a una película es limitar las posibilidades narrativas del cine, y a mí me gusta un cine libre”.
Incluso añade que varias veces repasa una y otra vez aquellas películas que tienen un mensaje interesante. “Creo que hay una enorme cantidad de películas que siempre será un placer poderlas volver a ver; son como viejas amigas que uno puede volver a ver en un álbum de fotos familiar”.

