MADRID, España. (DPA).- Cuatro años más tarde las cosas no son lo que eran: España es campeona mundial de fútbol, sí, pero tras una fase clasificatoria turbulenta, la selección de Vicente del Bosque encara con llamativas dudas la recta final hacia Brasil 2014. Todo muy diferente al camino hacia Sudáfrica 2010.
España ganó hoy 2-0 a Georgia para completar su pase al Mundial, pero tuvo que esperar hasta la última jornada para lograrlo y durante el camino ofreció un muestrario de debilidades que rebajó notablemente una condición de favorito para la cita de Brasil que quizá en estos momentos ya no tenga.
La selección de Del Bosque comenzó a sufrir desde el principio. Abrió la fase de clasificación precisamente ante Georgia el 11 de septiembre del pasado año y sólo pudo ganar por 1-0 gracias a un agónico gol de Roberto Soldado en los instantes finales.
Ese partido fue el anuncio de una de las constantes de toda la fase de clasificación: lo mucho que sufre España antes los rivales que se cierran.
A pesar de ser el equipo de la fase de clasificación con más porcentaje de posesión del balón (cerca del 70%), ese abrumador dominio no se tradujo ni en goles ni en ocasiones claras de peligro en la mayoría de los encuentros.
Así, España cerró su camino hacia el Mundial con apenas 14 tantos marcados en ocho partidos. No llegó a dos goles por partido en un grupo con selecciones tan endebles como Finlandia, Georgia o Bielorrusia.
El propio Del Bosque no ocultó las dificultades que tiene el equipo para materializar en goles su abrumador dominio y reclamó la necesidad de trabajar para encontrar soluciones.
“Es evidente que nos cuesta y hay que mejorar cosas”, declaró. Y parte de esas dificultades para hacer goles tienen que ver con la desconfianza de Del Bosque hacia la figura del “nueve”.
En los últimos dos años, el seleccionador no repitió delantero en tres partidos consecutivos.
A cambio, su defensa volvió a ser magnífica y apenas recibió tres goles en toda la fase de clasificación.
Paradoja: una selección admirada por su trato del balón y vocación ofensiva brilla más en los aspectos defensivos, según las estadísticas.
Un dato favorable para los de Del Bosque es que el equipo confirmó su fama de gran competidor y ganó el partido más importante de la fase clasificatoria cuando estaba contra las cuerdas.
Fue el 26 de marzo con su triunfo 1-0 en París ante Francia, el partido a la postre decisivo para resolver el campeón del grupo y el pase automático a la cita mundialista.
