Hinchas ingleses protagonizaron disturbios por tercer día consecutivo en el histórico puerto antiguo de Marsella, y la policía antidisturbios tuvo que rociar gas lacrimógeno para dispersar a los revoltosos, apenas horas antes del partido entre Inglaterra y Rusia por la Eurocopa de fútbol.
Luego que el gas se había disipado, unos cuantos fanáticos que se sacaron sus camisetas agitaban banderas ingleses e insultaban a los policías.
Hinchas rusas también estuvieron involucrados en las refriegas.
Imágenes de televisión mostraban actos de violencia, con fanáticos arrojando las sillas de las terrazas de bares y cafés de la zona del puerto de la ciudad mediterránea. También se pudo ver cuando un individuo pateaba a otro en una escalera.
La violencia he hecho evocar los incidentes acaecidos en la ciudad durante el Mundial de 1998, en la previa del partido Inglaterra-Túnez.
Entonces, hooligans ingleses se vieron involucrados en sangrientas reyertas con fanáticos tunecinos y residentes locales de origen magrabí.
Un inglés resultó herido con un corte en el cuello y se destruyeron los ventanales de cafés en los desmanes.
Los incidentes atizaron aún más la pésima fama de los hinchas inglesas tras lo peor de los hooligans en las década de los 70 y 80.
Los brotes de violencia arruinaron una jornada que había comenzado con tranquilidad a la espera del partido en el estadio Velódromo. Una exhortación de la UEFA a los hinchas para que se comporten resultó en vano.

