Lo que debía ser un cerrado y emocionante duelo entre rivales tradicionales terminó en una vergonzosa batalla campal la noche del sábado en el estadio Kenny Serracín de David, donde Bocas del Toro se impuso 2-1 a Chiriquí en un partido interrumpido por 73 minutos debido a incidentes dentro y fuera del terreno de juego.
El encuentro fue reñido de principio a fin. Bocas abrió el marcador en la primera entrada con un sencillo productor de Abraham Rodríguez, mientras que Chiriquí empató el juego en la parte baja del quinto episodio con un doble de Jonathan Saavedra.
El equipo bocatoreño retomó la ventaja con una carrera en la séptima entrada, que sería la definitiva. Sin embargo, el verdadero giro del partido se produjo en la parte baja del octavo inning, cuando Chiriquí amenazaba con voltear el marcador.
Saavedra negoció una base por bolas ante el relevista Pedro Torres, lo que llenó las bases. Fue entonces cuando el lanzador Ángel Antonio Cuan, que no estaba en acción en ese momento pero sí en el dugout chiricano, hizo un gesto obsceno —un corte de manga— en dirección al banco de Bocas del Toro.

Ese provocador gesto fue la chispa que desató una trifulca campal. Jugadores de ambos equipos invadieron el terreno, intercambiando empujones y golpes, mientras que en las gradas también se desataron peleas entre aficionados. Algunos fanáticos incluso bajaron al campo, y otros lanzaron objetos al terreno de juego, obligando a la interrupción del partido durante más de una hora.
Jesús Pinzón, presidente de la Liga Provincial de Chiriquí, confirmó que tanto Ángel Cuan como Carlos Sánchez, jugador de Bocas del Toro, fueron expulsados del encuentro tras los incidentes.
Hasta el momento, la Federación Panameña de Béisbol, presidida por el bocatoreño Jaime Robinson, no se ha pronunciado sobre los incidentes que empañaron una gran rivalidad del béisbol nacional. Se espera que en las próximas horas se tomen medidas disciplinarias.

