SAN LUIS, EU. (DPA) - El receptor de los Medias Rojas de Boston, David Ross, ha vivido en pocos meses las dos caras del béisbol: de los pelotazos en la cabeza que le costaron dos conmociones cerebrales a la gloria del lunes, cuando acercó a su equipo a un sólo triunfo de ganar la Serie Mundial.
Los dos impactos de Ross con el bate el lunes fueron claves para el triunfo de los Medias Rojas por 3-1 ante los Cardenales de San Luis que coloca la serie con un 3-2 a favor de Boston.
Es la primera vez que el equipo puede ganar el título en casa desde 1918, cuando lanzaba Babe Ruth. La primera oportunidad será mañana en Fenway Park.
Y buena parte de ello es gracias a Ross, que fue fichado en diciembre como agente libre por los Medias Rojas y que pese a lo visto el lunes se considera un “mal bateador”.
LESIONES
El cátcher de 36 años se perdió 78 días de la temporada al sufrir dos conmociones cerebrales por dos duros golpes de la pelota en la cabeza.
Los primeros impactos los recibió en el partido del 11 de mayo ante Toronto. Aunque siguió jugando, al día siguiente pasó a engrosar la lista de bajas durante siete días por conmoción cerebral, aunque al final estuvo fuera 15 días.
El 14 de junio sufrió un nuevo impacto en la máscara de una pelota que volaba a 140 km/h. “Llegué a casa y mi mujer me dijo: 'No estás bien'. Me hicieron pruebas y concluyeron que no estaba bien. Traté de volver rápido sin dar importancia a lo que supone una conmoción”, dijo Ross, que ya no jugó hasta el 20 de agosto.
El receptor sufría dolores de cabeza, mareos, no podía conducir ni estar en sitios con mucha gente, pero tras la pausa se recuperó.
“Hubo momentos en los que me cuestioné si había terminado mi carrera, pero gracias a mucha gente positiva, a buenos doctores, estoy aquí”, dijo la noche del lunes, en la que rompió el empate 1-1 con un doble que permitió a Xander Bogaerts anotar y adelantar a los Medias Rojas por 2-1 en la séptima entrada.
“No me puedo emocionar mucho, porque aún nos queda trabajo por hacer. Todavía nos queda ganar un partido”, dijo sin euforia de cara al duelo de mañana, que podría ser el último de las Series Mundiales si gana Boston
