Los pedagogos lo repiten una y otra vez: el deporte, además de activar pasiones en el ser humano, promueve la disciplina, la cooperación, la igualdad, la perseverancia y el éxito individual y colectivo.
En ese sentido, los protagonistas del deporte como futbolistas, beisbolistas y luchadores desempeñan un papel de modelos que tienen un gran poder ejemplarizante, especialmente en niños y jóvenes.
De ahí que la mayoría de los países destinen recursos públicos a estas actividades y en algunos el deporte forma parte, incluso, de los ministerios de Cultura.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando se arregla un partido, se roban los recursos públicos destinados al deporte o se usa esta actividad para beneficio particular?
Un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés) analiza el fenómeno de la corrupción global en el deporte y su impacto negativo en la sociedad con recomendaciones para tratar de corregir.
En nombre del deporte
En Panamá, donde se repite como mantra que el deporte aleja a los jóvenes de las drogas y la delincuencia, hay bastantes ejemplos de irregularidades o corrupción en el deporte.
Si bien el documento de Unodc publicado en septiembre pasado no analiza la corrupción por países, aquí este flagelo permea a todos los sectores, especialmente a las autoridades. Uno de los casos más notorios ha sido el nombramiento de los llamados “promotores deportivos” que en realidad son activistas políticos de diputados de la Asamblea Nacional. O los increíbles y costosos bates de béisbol del diputado Benicio Robinson.
Con muchos tropiezos los tribunales procesan a exdiputados y exdirectivos de Pandeportes —la institución que rige el deporte en el país— que entre los años 2014 y 2018 habrían malversado al menos 59.9 millones de dólares que presuntamente habrían sido distribuidos entre 133 disciplinas, fundaciones y ligas deportivas.
También está el emblemático caso del exalcalde de Arraiján Pedro Sánchez Moro (2014-2019), un coctel de fútbol, poder político, corrupción e impunidad.
La Fiscalía Anticorrupción comprobó que el entonces alcalde nombró en la planilla del municipio a nueve jugadores del equipo de fútbol Santa Gema FC., club que él presidía, pero no se encontró constancia de que los futbolistas trabajaran allí. El político del oficialista Partido Revolucionario Democrático fue condenado a siete años de prisión por peculado, pero está prófugo desde marzo de 2021. La policía dice no encontrarlo.
¿Cómo proteger el deporte de la corrupción?
Ante la diversidad de casos de corrupción en el deporte en todo el mundo, en 2019 la Conferencia de los Estados Parte en la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción le encargó a la Unodc la elaboración de un estudio temático sobre la protección del deporte contra la corrupción.
El documento abarca las diferentes formas de hacer frente a los casos de corrupción en el deporte y analiza las consecuencias de estos crímenes.
El informe, preparado por unos 200 expertos, identifica los problemas y plantea las buenas prácticas para tratar de combatir este fenómeno. En primer lugar se reconoce que la corrupción no es un fenómeno nuevo en el deporte. Se cree, por ejemplo, que las reglas del cricket se redactaron por primera vez en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en el siglo XVIII para resolver y evitar las disputas sobre el juego que cada vez empañaban más el deporte.
Igualmente, se recuerda el escándalo de los Black Sox (Medias Negras) en 1919 en el béisbol de Estados Unidos. Ocho miembros del equipo Chicago White Sox fueron expulsados de por vida de las Grandes Ligas por perder intencionalmente la serie final de esa temporada frente a los Cincinnati Reds para beneficiar a un gánster que hacía apuestas ilegales en Nueva York.
Y las apuestas ilegales nunca se han podido erradicar del deporte. Actualmente, según el informe, se invierten cada año hasta mil 700 millones de dólares en los mercados de apuestas ilícitas.
En la historia también destaca el escándalo de manipulación de competiciones en el fútbol italiano en 1980 (“Totonero” o “quiniela negra”). Jugadores, entrenadores y dirigentes de clubes participaban de una trama de apuestas clandestinas.
Más recientemente, en 2018, fiscales de Nueva York lograron la condena del exvicepresidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), el paraguayo Juan Ángel Napout, por recibir entre 2010 y 2015 3.37 millones de dólares en sobornos y haber acordado recibir 24.9 millones más hasta 2026.
Pero uno de los mayores escándalos de corrupción en el deporte se dio en los Juegos Olímpicos de 2002 con la designación en 1998 de la ciudad estadounidense de Salt Lake City como sede. Seis miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) fueron expulsados por haber recibido favores familiares como becas y dinero. Este caso derivó en la prohibición de los viajes y los regalos y en la creación de la Comisión de Ética, así como en la limitación de las campañas de promoción de las ciudades.
Recomendaciones
El documento, que advierte de los peligros de la infiltración del crimen organizado en el deporte, plantea cuatro recomendaciones de carácter urgente para paliar el fenómeno de la corrupción, a saber:
—Fortalecer los marcos legales, políticos e institucionales para prevenir y responder a las diferentes manifestaciones de la corrupción y la delincuencia en el deporte a nivel global, regional y nacional.
—Desarrollar y aplicar políticas integrales anticorrupción en el deporte, centradas en combatir la corrupción relacionada con la organización de grandes eventos deportivos, la manipulación de competiciones, las apuestas ilegales y la participación de la delincuencia organizada en el deporte.
—Promover y aumentar la cooperación y el intercambio de información y buenas prácticas entre las organizaciones deportivas, las autoridades de prevención del delito y justicia penal, y los legisladores.
—Mejorar la comprensión de las relaciones entre la corrupción y la delincuencia organizada en el deporte y desarrollar las capacidades de las entidades gubernamentales y las organizaciones deportivas pertinentes para hacerles frente.


