La Copa Latina 2025, la etapa final en la preparación rumbo a la AmeriCup, ha tenido un guión lleno de giros inesperados.
Con selecciones de primer nivel como Argentina, Brasil, Uruguay y el anfitrión Panamá, además de la presencia anunciada de la estrella de la NBA Donovan Mitchell, el torneo prometía convertirse en una vitrina internacional para el baloncesto panameño. Sin embargo, lo que debía ser una fiesta terminó convertido en un papelón que dejó en evidencia la fragilidad de la infraestructura deportiva local.
Un domingo caótico en el Roberto Durán
La jornada inaugural del domingo estaba programada para las 5:30 p.m. en la Arena Roberto Durán. El debut debía enfrentar a Argentina contra Panamá, y a primera hora Brasil frente a Uruguay en un ambiente cargado de expectativa.
Más de cinco mil aficionados se dieron cita en el coliseo, listos para disfrutar del espectáculo, mientras se anunciaba que Donovan Mitchell realizaría el saque de honor como gesto hacia la tierra de su abuela.
Los trabajos del fin de semana en la planta potabilizadora de Chilibre afectaron el suministro de agua hacia el coliseo. Esto comprometió el arranque del sistema de aire acondicionado central y, para empeorar las cosas, una tubería interna que alimenta los chillers reventó, dejando sin capacidad de enfriamiento al recinto.
La falta de climatización adecuada generó condensación en el tabloncillo, lo que volvió insegura la práctica del baloncesto. Pese a los esfuerzos de los trabajadores y voluntarios por secar la cancha, el problema no pudo resolverse.
Los capitanes de Brasil y Uruguay, Vitor Benítez y Bruno Fitipaldo, manifestaron públicamente que no estaban dispuestos a arriesgarse en esas condiciones.
La organización intentó tener el tabloncillo seco para el partido entre Argentina y Panamá, pero la delegación albiceleste decidió retirarse del coliseo, lo que selló la cancelación definitiva. Las cámaras de la transmisión televisiva captaron el momento en que los jugadores argentinos abandonaban los camerinos, aumentando la indignación del público.
El resultado fue un ambiente hostil: abucheos, reclamos y una ola de frustración entre los aficionados que pasaron más de cuatro horas esperando por un espectáculo que nunca llegó.
El lunes: reparaciones y más incertidumbre
Tras el fiasco del domingo, el Instituto Panameño de Deportes (Pandeportes) movilizó a una cuadrilla de trabajadores desde las primeras horas del lunes.
Con maquinaria pesada, se trabajó en la reparación de la tubería soterrada que impedía el correcto funcionamiento del aire acondicionado. En el sitio estuvieron supervisando los trabajos Miguel Ordóñez, director de Pandeportes, y Abdiel Blanco, presidente de la Federación Panameña de Baloncesto (Fepaba).

Más temprano, el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) aclaraba en redes sociales que la falla no fue responsabilidad suya. “El problema dentro de la arena es una falla interna de los chillers. Esa parte no nos corresponde solucionarla a nosotros”, publicó la entidad en su cuenta de Instagram, deslindándose del problema.
El plan inicial era garantizar que los partidos de este lunes se jugaran en el Roberto Durán, con Argentina enfrentando a Brasil a las 6:30 p.m. y Panamá recibiendo a Uruguay a las 9:00 p.m. Sin embargo, la incertidumbre reinó durante gran parte del día.
Cambio de sede de último momento
Fue recién a las 4:00 p.m. cuando se conoció que la organización había tomado una decisión definitiva: los partidos no se jugarían en la Arena Roberto Durán, que no estuvo lista para recibir baloncesto de élite, sino en el Nike Arena del COS Sports Plaza, en Metro Park.
A las 5:14 p.m. del lunes, la Federación Panameña de Baloncesto (Fepaba) envió un comunicado detallando la situación.

El anuncio incluyó otro golpe para los aficionados: los esperados partidos se disputarían a puertas cerradas, sin público. Como medida de compensación, se informó que se devolvería el dinero de las entradas adquiridas.

