La clasificación de Panamá a la Copa del Mundo fue una historia que se escribió con paciencia, trabajo, sufrimiento y, finalmente, goles que quedaron grabados en la memoria colectiva.
Una eliminatoria en la que la artillería de la Roja fue de menos a más, pero apareció justo cuando más se necesitaba, en los partidos que definieron el boleto directo a la cita mundialista de Estados Unidos, México y Canadá 2026.
El camino no fue sencillo. En los tres primeros encuentros, Panamá apenas logró dos goles, una cifra que reflejaba las dudas y la presión de un proceso que exigía resultados inmediatos. Sin embargo, cuando el margen de error se redujo al mínimo, el equipo respondió.
En los últimos tres partidos, la selección fabricó siete tantos, muchos de ellos en momentos decisivos, que se tradujeron en tres triunfos en los últimos cuatro compromisos y sellaron una clasificación histórica.

El primer grito llegó desde una posición inesperada. Carlos Harvey, defensor y símbolo de sacrificio, marcó el primer gol de Panamá en la eliminatoria. Fue en el empate ante Guatemala (1-1), en el estadio Rommel Fernández, cuando al minuto 37 conectó un certero cabezazo que devolvió calma y esperanza en casa.
Luego apareció el peso del gol. José Fajardo se convirtió en uno de los máximos anotadores del equipo, junto a Cecilio Waterman, con dos goles que valieron seis puntos.
El primero, en el estadio Cuscatlán, fue una definición sencilla pero crucial, cuando al minuto 55 empujó el balón tras un pase de la muerte de Michael Amir Murillo para un triunfo 1-0 que cambió el rumbo de la eliminatoria.
El segundo llegó en Guatemala, en el estadio El Trébol, cuando al 78’ remató un pase de Harvey para firmar el tercer tanto del vibrante 2-3 ante los chapines.
En medio de la tensión, Ismael Díaz sostuvo el sueño. Ante Surinam, en el Rommel, cuando el reloj se consumía y la eliminación asomaba, el atacante del León de México (90+6) apareció de manera agónica para empujar un centro y marcar el empate. Ese gol fue más que un punto, ya que mantuvo viva a Panamá cuando una derrota habría sido lapidaria.
La noche del 13 de noviembre en El Trébol fue de Cecilio Waterman. El delantero firmó un doblete (30’ y 44’) en un partido sin margen de error. Dos goles casi calcados, llenos de frialdad y experiencia, que silenciaron el estadio y colocaron a Panamá a un paso del Mundial.
El cierre fue perfecto. El 18 de noviembre, en un Rommel Fernández vestido de fiesta, César Blackman abrió el marcador con un derechazo dentro del área ante El Salvador.

Luego, Eric Davis (45+4) desató la euforia al convertir con elegancia desde el punto penal. Y cuando todo el país celebraba, José Luis Rodríguez puso el broche de oro con un remate desde el borde del área para el 3-0 final.
Así se escribió la clasificación. Gol a gol, nombre a nombre, Panamá encontró en su artillería el camino a la Copa del Mundo, en una eliminatoria que comenzó con dudas, pero terminó con la clasificación al Mundial 2026.

