Con apenas 20 años, Karla Navas ya tiene un lugar privilegiado en la historia de la gimnasia artística femenina panameña. Su tercer oro panamericano en salto, logrado el pasado 15 de junio durante el Campeonato Panamericano de Gimnasia Artística 2025, no solo ratifica su virtud, sino que alimenta un sueño que ahora es colectivo: clasificar con equipo completo a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
El escenario no pudo ser más simbólico: frente a su familia, amigos, entrenadores y cientos de fanáticos panameños reunidos en el Centro de Convenciones Amador, Navas firmó una rutina sólida que le valió 14.334 puntos por parte de los jueces. Su mejor marca en un torneo panamericano, superando las dos anteriores: 13.333 en Río de Janeiro 2022 y 13.867 en Santa Marta 2023.
“La adrenalina nos subió y dijimos: ‘vamos a disfrutar esto porque esto es nuestro’”, dijo Karla en entrevista con La Prensa, sosteniendo entre las manos su medalla dorada.

Pero lo conseguido no fue producto del azar. Detrás del oro hay horas interminables de entrenamiento, sacrificios personales y una evolución técnica que ha sido visible con cada presentación.
“Esto es 24-7. Literalmente estoy de lunes a lunes entrenando. He llorado de frustración, pero todo ha valido la pena. Yo antes ni siquiera sabía saltar y ahora soy una de las mejores del continente”, reconoció desde su casa, No Limits Gymnastics Center en Santa María.
Curiosamente, el salto nunca fue su aparato favorito. En sus años de formación prefería las barras y la viga, pero fue en el salto donde su talento encontró espacio para explotar.
“El salto no es un aparato que me encante, pero es donde he tenido más resultados. Es meterle pasión, dedicación y hacer mi trabajo. Hoy en día estoy haciendo una dificultad de talla mundial, y pronto vendrán nuevos saltos”, comentó.


Esos avances no son casuales. Karla ha comenzado con fuerza el nuevo ciclo olímpico, y mientras estudia fisioterapia en la Universidad Latina, mantiene el foco puesto en las metas deportivas más ambiciosas. Ya no se trata de imitar a figuras como Isabella Amado o su amiga Hillary Heron —quienes clasificaron de manera individual a Río 2016 y París 2024, respectivamente—, sino de dar un paso más allá: clasificar como país, en equipo.
“Eso es lo que estamos trabajando. Con el ritmo que llevamos, se puede lograr. Vendrán altos y bajos, pero ninguna de nosotras se va a rendir. Hay muchas niñas subiendo, entrenadores, comités, federaciones que creen en nosotras. Llegaremos con equipo completo, porque es nuestro mayor sueño. No es solo por cumplirle a alguien, es por cumplirnos a nosotras mismas. Queremos escuchar nuestro himno, ver nuestra bandera, sentir que todo el esfuerzo valió la pena”, comentó.
En caso de conseguirlo, sería el segundo equipo panameño en asistir a unos Juegos Olímpicos luego que el baloncesto masculino lo hizo en México 1968.
La madurez con la que habla Karla también se explica por el golpe que significó no clasificar a los Juegos Olímpicos de París. Aunque se quedó cerca, ese momento de dolor terminó siendo una poderosa enseñanza.
“Fue una reflexión profunda. Lo acepté, porque es parte del deporte. Pero también me abrió los ojos. Me dije: brilla de nuevo, porque para eso naciste. Me encendió otra vez la llama”, confesó.
Ese aprendizaje ahora la impulsa a soñar en grande. No se conforma con títulos regionales o panamericanos. Habla de finales mundiales, medallas en copas del mundo, y hasta de romper barreras a nivel olímpico.
“Ya no aspiramos solo a un oro panamericano. Lo que viene es mundial, olímpico. Y sabemos que con este ritmo lo vamos a lograr”, concluyó.

