El intenso calor de la gran manzana no opacó el ánimo de la hinchada de Argentina, que se tomó parte de Time Square un día previo al partido de la semifinal contra Canadá, para realizar su tradicional banderazo.
Los canticos de ‘¡muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar’! de La Mosca Tsé-Tsé, que se ha convertido en el himno de los tricampeones del mundo, retumbaron en todas las esquinas de Broadway, para dar un espectáculo como ninguno, con ese sentimiento y pasión que los caracteriza.
El ambiente festivo en las calles de Nueva York, con fanáticos vistiendo la camiseta albiceleste, ya avizoraba que el camino hacia la final de la Copa América sí era posible y la ilusión se transformaría en una realidad.
El martes en la tarde la oncena argentina, con Leonel Messi a la cabeza, salía al campo de juego a calentar, minutos antes del pitazo inicial. Para ese momento, el MetLife Stadium en East Rutherford, Nueva Jersey, se venía a bajo de los gritos y canticos.
Argentina jugó como en casa. Se anunciaba por los altoparlantes la presencia de 80,102 espectadores, uno de los partidos con mayor aforo de esta copa, luego del que se disputó en el mismo estadio en la fase inicial entre Chile y Argentina, al que asistieron 81,106 espectadores, llenando el imponente MetLife Stadium.
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Los fanáticos de Argentina ocuparon la mayoría de las gradas; uno que otro rojo de Canadá se veía entre la multitud avasallante de albicelestes.
Los canticos iban y venían. La gente se mantuvo la mayor parte del partido de pie. Cuando llegó el primer gol el estruendo estremeció todo el recinto y animó a la hinchada que no paraba de alzar sus manos y gritar con todas sus fuerzas. Unos llevaban carteles recordando a Maradona, otros con disfraces y gorros llamativos, además de las distintas camisetas de la selección.
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Entre la multitud se vieron también banderas de Ecuador, Venezuela y Colombia, además de las del rival de turno: Canadá.
En letras grandes se leía la advertencia de No al Racismo, además de toda la artillería de publicidad propia de estos eventos multitudinarios.
La seguridad y el orden se mantuvo pese a la euforia de los fanáticos. El segundo gol de Argentina, esta vez de Leonel Messi, confirmó el pronóstico, estaban listos para ganar y Canadá no pudo en la cancha.
Los minutos pasaban y la hinchada se movía al ritmo de una ola humana que se repetía una y otra vez para seguir animando el partido y sellar el triunfo con aplausos y gritos a favor de Messi.
Los tricampeones del mundo tienen su boleto para la gran final de la Copa América y esperan con ansias que llegue el domingo cuando se enfrentarán al que resulte ganador entre Uruguay y Colombia. Así se vivió una semifinal donde la pasión por el fútbol no tiene precio, sino que se vive con todo el corazón y el alma de los campeones del mundo.
