Criticado y reñido con el gol en los últimos seis partidos con los Bleus, Kylian Mbappé recuperó la sonrisa con un tanto de penal y una asistencia este jueves en la victoria contra Bélgica (3-2), que hace olvidar en parte la decepción de la Eurocopa.
Sus declaraciones en los medios esta semana, en las que hizo público su malestar en el París SG y en la selección de Francia, habían suscitado aún más atención sobre el joven campeón del mundo y estrella planetaria a sus 22 años.
En Turín, en semifinales de la Liga de las Naciones, el delantero se reivindicó con una actuación plagada de determinación y eficacia, unas virtudes que habían aparecido difuminadas en las últimas semanas en el ‘10′ parisino.
Aunque no cuajara un partido perfecto, fue en gran parte merced a Mbappé que los Bleus, que perdían 2-0 al descanso, pudieron remontar ante los Diablos Rojos.
Justo después de la hora de juego, Mbappé se infiltró en el área belga, dejando atrás a rivales antes de servir a su socio de ataque Karim Benzema, quien firmó el 1-2.
Siete minutos más tarde, el delantero centro del Real Madrid le cedió el balón tras el penal provocado por Antoine Griezmann. A pesar de la presión, Mbappé no tembló para enviar un misil lejos del alcance de Thibaut Courtois, aunque el arquero le adivinase la intención (69, 2-2).


