Pateando la mesa: ¿El baloncesto panameño estaba dormido?

¿Cuándo vuelve a jugar la selección de básquet? Esa fue la pregunta más escuché después de la histórica victoria de Panamá sobre Brasil en la arena Roberto Durán.

Antes de responderte esa pregunta, te cuento que el fervor que generó este triunfo es contagioso. La imagen del público celebrando y el eco en las gradas son testimonio de que el baloncesto puede volver a ser protagonista cuando se lo propone.

No es el boxeo ni el béisbol, pero este deporte ha regalado grandes momentos a Panamá: una participación olímpica, un tercer lugar en los Juegos Panamericanos y cuatro participaciones en mundiales, dos de ellas alcanzando un destacado noveno puesto.

Hoy, sin centrarnos demasiado en la historia, la selección tiene nuevos héroes: Jhivvan Jackson, Ricky Lindo, Eric Romero y el líder Iverson Molinar. Estos jugadores tienen el potencial para enamorar a una nueva generación de aficionados y abrir una nueva era dorada para el baloncesto panameño.

Sin embargo, no podemos ignorar los años de incertidumbre y problemas dirigenciales que han afectado el desarrollo del deporte. El nacimiento de la LPB hace una década y la organización del último Centrobasket en casa generaron esperanzas, pero las divisiones internas han frenado el avance. Como he mencionado en otros deportes, el crecimiento del baloncesto es responsabilidad de todos, no solo de unos pocos.

Es momento de que la dirigencia y la empresa privada capitalicen el impacto de esta victoria y las oportunidades que ofrece un deporte vibrante. Hay que destacar el trabajo que están haciendo las academias, muchas de ellas privadas, pero también es fundamental masificar el baloncesto para que los niños con talento y sin recursos también tengan la posibilidad de destacar y representar al país en selecciones juveniles.

La LPB debe consolidarse y dejar atrás sus días de improvisación. Un torneo de tres o cuatro meses, coincidiendo con las vacaciones de las ligas europeas y las universidades de EE.UU., sería ideal. Lo bueno es que la actual dirigencia ya lo sabe y solo queda ejecutarla.

Además, es clave descentralizarla para ver más ejemplos como Chiriquí y Colón. También es el compromiso de la prensa deportiva fortalecer la cobertura mediática y por último y no menos importante mejorar la experiencia del espectador. No basta con un buen partido; el fanático merece comodidad, buena música, animación, bebidas y comida. La fórmula del éxito ya existe, solo hay que implementarla con visión y compromiso.

Finalmente, para responder a la pregunta que todos se hacen: Panamá volverá a jugar en casa seguramente en agosto, antes de la AmeriCup, y en noviembre por las eliminatorias. Pero el verdadero reto es que el baloncesto panameño no dependa de uno o dos partidos de la selección al año para captar la atención del público. Es hora de construir un proyecto sostenible que garantice un futuro brillante.



LAS MÁS LEÍDAS

  • Los combustibles bajarán de precio a partir de este viernes 12 de diciembre. Leer más
  • Gobierno anuncia acuerdo sobre salario mínimo: así quedarán algunas tasas por regiones. Leer más
  • Jubilados y pensionados: así será el pago del bono navideño y permanente. Leer más
  • Embajador de Estados Unidos toma el desayuno chino con la diputada Patsy Lee. Leer más
  • Tensiones en España salpican a Panamá por el Congreso Internacional de la Lengua. Leer más
  • Los aprehendidos de la operación Bávaro: Brands, la exreina y los tres hijos. Leer más
  • Costo de la Línea 3 del Metro supera los $4,481 millones tras incluirse el financiamiento del túnel. Leer más