Y bajo la batuta de seda de un Pedri una vez más inconmensurable, dejó sentenciada la eliminatoria con otros dos golazos antes del descanso.
El primero fue obra de Lamine Yamal, que salvó un fuera de banda para superar a Tomás Araújo, perfilarse con la zurda desde el balcón del área y enviar un disparo envenenado al segundo palo inalcanzable para Trubin.
El 3-1 llegaría tres minutos antes del descanso y tras una conducción magistral de Balde, que robó el balón en la frontal del área local para cruzar todo el campo y asistir a Raphinha, quien remachó con un disparo raso y seco.
El segundo tanto del brasileño -autor de cinco dianas en los tres enfrentamientos contra el equipo luso- llegó con suspense, porque el VAR tuvo que revisar si debía ser anulado por fuera de juego.
El duelo podría haber recuperado emoción si un gol de Aursnes al inicio de la segunda parte no hubiese sido anulado por posición adelantada de Pavlidis, quien había habilitado a su compañero con un centro desde la izquierda.
El técnico germano pedía a sus futbolistas que no fueran al intercambio de golpes y masticaran más las jugadas. Y sus pupilos le hicieron caso. Sobre todo, Pedri, quien reclamaba el balón a cada transición para parar el tiempo a su antojo y ponerle un poco de pausa al choque.
Y así, como si hubiera aprendido la lección del último duelo copero ante el Atlético de Madrid, en el que dejó abierta la eliminatoria encajando dos tantos en los minutos finales, el Barcelona vivió esta vez una segunda mitad casi sin sobresaltos.
Y eso que el Benfica lo intentó tímidamente en los escasos momentos en los que dispuso del balón, con un tiro forzado de Pavlidis dentro del área que atajó Szcesny como oportunidad más destacada.
En cambio, el Barça rondó el cuarto en una jugada coral que empezó De Jong y que él mismo remató desviado en boca de gol después de que Yamal y Kounde le dieran continuidad.
Los últimos minutos sirvieron para que Flick dosificara esfuerzos con los cambios pensando en el próximo duelo liguero contra el Atlético de Madrid y para que Raphinha buscara, sin suerte, su triplete, mientras parte de la grada de Montjuïc reclamaba, entre cánticos, el Balón de Oro para un futbolista que esta temporada ya lleva 27 goles, 11 de ellos en la ‘Champions’.

