BOGOTÁ, Colombia. (DPA).- El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos (EU) entrará en vigor este martes después de casi seis años de haber finalizado la negociación entre ambos países.
El arduo camino que recorrió el TLC desde noviembre de 2006 finalizó el pasado 12 de octubre, cuando el Congreso estadounidense aprobó el acuerdo que fue planteado en 2004 por los gobiernos de George Bush y Álvaro Uribe.
Los constantes frenos que tuvo el tratado comercial en el Congreso de Estados Unidos se centraban en el veto impuesto por la mayoría demócrata, que veía pocos avances en materia de derechos humanos y laborales en el país sudamericano.
Uribe se despidió de su administración en agosto de 2010 sin grandes resultados. Pero a su llegada, el presidente colombiano Juan Manuel Santos inició un plan para retomar el acuerdo y prendió los motores de su gobierno en 2011.
Santos logró la aprobación y posterior implementación anunciada hace un mes durante la visita de su par, Barack Obama, a la sexta Cumbre de las Américas, en la costera ciudad de Cartagena de Indias. En ese momento, Santos recordó que ambos países han "sido socios exitosos en muchos frentes", pero reiteró que con la implementación pasaron "de ser simples buenos amigos y buenos socios a convertirse en verdaderos aliados".
A su turno, Obama señaló que la implementación del TLC representa la confianza que siente "en la seguridad de Colombia, el presidente Santos y en los avances hechos".
Aunque está claro que el TLC implica ganancias y desafíos para todos los sectores económicos del país, no se puede perder de vista que a Colombia le espera un mercado de 300 millones de consumidores y la llegada de más de 6 mil productos y servicios del país norteamericano.
Sin embargo, sectores principalmente agrícolas se sienten vulnerables por la llegada de nuevos productos que significarán para ellos una competencia directa.
Los arroceros consideran que el TLC pondrá en riesgo a "más de 500 mil familias productoras", mientras que avicultores creen que la llegada de 27 mil toneladas de pollo congelado "será una competencia desleal y dura" que no beneficiará a los consumidores.
