En los últimos 6 años la deuda pública se ha disparado en 85.42% hasta llegar 57,514.7 millones de dólares al cierre de julio de 2025.
Pasó de 31.018 millones de dólares al cierre de 2019 a 38,969 millones de dólares en 2020 en plena pandemia.
La administración del expresidente Laurentino Cortizo aumentó el saldo total de la deuda en 25,200 millones de dólares, lo que representa un incremento del 94.6%, dado que en junio de 2019 el saldo era de 26,612 millones de dólares.
En el primer año de gobierno de José Raúl Mulino, la deuda pasó de 51,860 millones de dólares al cierre de julio de 2024 a 57,514.7 millones de dólares al cierre de julio de 2025, un aumento de 10.90%.
El viceministro de Finanzas, Fausto Fernández, admitió que en el país hay un problema con la deuda pública y compartió la calificación dada por el economista Carlos Araúz, sobre la adicción que parece tener la economía con la dependencia al endeudamiento,
“Esa deuda nos cuesta mucho dinero”, expresó Fernández, durante su participación en el foro Panamá Dialoga: Economía, inversió, desarrollo y su impacto en los seguros organizado por la Cámara Panameña de Empresas de Corretaje de Seguros
Explicó que en los últimos cinco años la deuda pública prácticamente se duplicó, lo que impacta directamente en el presupuesto nacional porque ahora una parte de los ingresos se destina al pago de intereses.
Subrayó que el costo del financiamiento aumentó, no solo por el mayor volumen de deuda, sino también porque el riesgo país sube cuando no se controla el déficit, lo que obliga al Estado a pagar tasas más altas en los mercados internacionales.
Añadió que el gran reto del Ministerio de Economía y Finanzas ha sido conservar el grado de inversión, ya que perderlo significaría que la deuda se vuelva todavía más costosa para el país. Por eso insistió en la necesidad de orden fiscal, disciplina en el gasto y responsabilidad en la inversión pública, advirtiendo que sin esos correctivos Panamá terminaría destinando más recursos al pago de deuda que a sectores prioritarios como salud, educación o infraestructura.
Fernández cuestionó la idea de que la solución inmediata a los problemas fiscales de Panamá sea impulsar una nueva reforma tributaria. Señaló que antes de pensar en aumentar impuestos o modificar el sistema fiscal, el Estado debe demostrar que sabe administrar eficientemente los recursos existentes.
“No creo que debamos hacer una reforma fiscal hasta no demostrar eficiencia en el gasto”, afirmó.
Explicó que existe desconfianza en la ciudadanía y en el sector privado porque muchas veces los recursos públicos no se ejecutan de manera adecuada, lo que genera la percepción de despilfarro o mala administración.
Fernández insistió en que la prioridad es mejorar la calidad del gasto público, optimizar la inversión y evitar gastos innecesarios. Solo así, dijo, se podrá tener la legitimidad y el respaldo social para discutir una eventual reforma fiscal en el futuro.
Pago de deuda
Por su parte, el economista Carlos Araúz, lanzó una fuerte advertencia: Panamá enfrenta una “adicción severa a la deuda”, tanto en el sector público como en el privado.
Araúz cuestionó que el equivalente a los aportes del Canal de Panamá —considerado el activo más valioso del país— se destine al pago de intereses de la deuda, en lugar de que el Estado lo destino a la educación o la salud.

Urgió a romper esa dependencia crónica para liberar recursos hacia la inversión social y el desarrollo sostenible.
“No podemos seguir siendo canaldependientes ni adictos a la deuda”, recalcó Araúz.
Dijo que a pesar de que el país ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años, con cifras superiores a los 21 mil millones de dólares anuales, los beneficios no se están distribuyendo de manera justa.
“La desigualdad no es quitarle al que tiene para darle al que no tiene; es generar oportunidades reales para todos”, expresó.
El economista también cuestionó la falta de inversión en innovación. “Somos uno de los peores países en la región en materia de investigación y desarrollo del sector privado. Si hoy su negocio va bien, no se sienta cómodo, porque eso puede acabarse”, recalcó.
En cuanto a infraestructura, Araúz resaltó oportunidades en transporte, agua y salud, pero insistió en que deben verse como inversiones de largo plazo y no como gasto corriente. “El agua es nuestra gran oportunidad. Panamá es el país que más abusa de un recurso que le sobra”, enfatizó.
De cara al futuro inmediato, el especialista fue claro en que Panamá no podrá evitar un ajuste tributario: “Con suerte vamos a recaudar 9 mil millones de dólares en impuestos, apenas el 10% del PIB. No dan los números, no dan”, sostuvo.

