La Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede) advirtió que el años 2025 dejó al país una profunda sensación de desgaste institucional y social, marcada por tensiones, decisiones complejas y una creciente desconfianza hacia lo público, pero también por la certeza de que Panamá puede salir adelante si enfrenta la realidad con diálogo, evidencia y consensos.
En un comunicado de balance anual, el gremio señaló que el país no vivió un año ordinario, sino “una década condensada”, en la que se evidenciaron fracturas sociales que no deben normalizarse.
Como ejemplo, destacaron el proyecto de ley 291, que crea una Ley General Anticorrupción, como una oportunidad clave para fortalecer la institucionalidad, advirtiendo que no debatirlo ni aprobarlo enviaría un mensaje negativo sobre la lucha contra la impunidad.
— APEDE (@Apedeorg) December 21, 2025
Además, mencionaron que la aprobación de la reforma a la Caja de Seguro Social (CSS) fue un proceso que se dio en medio de confrontaciones y que, a juicio de la asociación, reflejó una debilidad persistente del país para dialogar antes de llegar al desgaste social.
Apede también se refirió al contexto internacional, marcado por cambios en la agenda de Estados Unidos y su impacto en la región, lo que obligó a Panamá a manejar con cautela sus prioridades estratégicas. Aunque se firmaron instrumentos que generaron preocupación en distintos sectores, el gremio afirmó que el país mostró madurez institucional y diplomática.
En el plano económico, el balance fue más favorable de lo previsto a inicios de año. Tras meses difíciles por protestas y afectaciones significativas —especialmente en Bocas del Toro, donde el empleo y las exportaciones se vieron severamente impactados— la economía mostró señales de recuperación.
Al tercer trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) real creció 3.9 % interanual y el acumulado entre enero y septiembre alcanzó 4.2 %, lo que permitiría proyectar un cierre de año cercano al 4 % o 4.5 %.
Este crecimiento, explicaron, estuvo impulsado principalmente por el Canal de Panamá, el transporte y la logística, el turismo, el sector financiero y el comercio. No obstante, advirtieron que el dinamismo fue desigual, ya que sectores como la agricultura y algunas ramas industriales registraron retrocesos, profundizando brechas territoriales y sectoriales que siguen pendientes de atender.
El gremio empresarial subrayó que el crecimiento económico no es suficiente si no se traduce en mejoras tangibles para la población. “Si el ciudadano no percibe empleo formal, oportunidades reales y servicios públicos que funcionen, el crecimiento se queda en la estadística”, advirtió.
De cara a 2026, Apede planteó decisiones impostergables. Una de ellas es enfrentar sin excusas el binomio desempleo–informalidad, señalando que la informalidad afecta directamente a emprendedores, trabajadores independientes y ciudadanos que enfrentan sistemas complejos y poco amigables para formalizarse.
El gremio reiteró su posición sobre la minería, señalando que el cierre de la mina tuvo impactos económicos y sociales reales, especialmente en la provincia de Coclé, y que cualquier discusión sobre una eventual reapertura debe esperar los resultados de la auditoría integral en curso.
En contraste, destacó proyectos como el embalse de río Indio como ejemplos de planificación con visión país, orientados a garantizar el agua para el Canal de Panamá y la población, respetando derechos y acompañando a las comunidades impactadas.
Apede concluyó que el año 2026 debe ser el año en que Panamá pase del conflicto a los acuerdos, de la desconfianza a la construcción institucional y de la informalidad a las oportunidades.


