Pérdida de empleo, bajos niveles de formación y retroceso en la disponibilidad de capital humano, son parte de las consecuencias que ha dejado la pandemia respiratoria del coronavirus (covid-19) en todo el mundo.
Un nuevo informe del Banco Mundial advierte que muchos jóvenes dejaron de estudiar, registraron pérdida de sus empleos e incluso tienen más deficiencias para enfrentar los retos del mercado laboral.
“Los jóvenes se han visto afectados por una marcada disminución de sus prospectos laborales”, indica el informe “Colapso y recuperación, cómo la pandemia de covid-19 erosionó el capital humano y qué hacer para recuperarlo”, elaborado por el Banco Mundial.
Señala el organismo multilateral que los estudiantes de hoy podrían perder hasta el 10% de sus ingresos futuros debido a la crisis educativa provocada por la pandemia de covid-19. Y el déficit cognitivo en los niños pequeños podría traducirse en una disminución del 25% en sus ingresos cuando sean adultos.
“La pandemia de la covid-19 causó una marcada caída del empleo juvenil, empeoró su transición al mercado laboral y acentuó las brechas digitales. El número de jóvenes que no estudian, ni trabajan, ni reciben capacitación, conocidos como ‘nini’ aumentó marcadamente”.
En el caso de Panamá, cifras del Instituto Nacional de Estadística a abril de 2022 indican que de una población total de un millón de personas entre los 15 y 29 años, tienen empleo 444 mil 538 jóvenes. Sin embargo, la tendencia de jóvenes que no estudian, ni trabaja ha venido aumentando también en el país. En total la población ‘nini’ alcanza los 267 mil 515 jóvenes.
Sumado a esto, los empleos que han conseguido muchos jóvenes son informales lo que se traduce en la precariedad del empleo, sin seguro social, ni otras coberturas. Entre octubre 2021 y abril 2022, 40% de los nuevos empleos favorecieron a jóvenes de 15 a 29 años, sin embargo la mayoría de estos empleos fueron informales.
René Quevedo, experto en mercado laboral y asesor empresarial, indica que a abril de 2022, al menos 110 mil 139 jóvenes entre los 15 y 29 años estaban desempleados, lo cual representa el 19.9% de la Población Económicamente Activa (PEA) en ese rango de edad.
La tasa de desempleo juvenil pasó de 15% en agosto de 2019 a 19.9% en abril del año pasado. Del total de los jóvenes sin empleo, 55% son hombres y 45% mujeres.
Según el informe del Banco Mundial, a fines de 2021, 40 millones de personas que habrían tenido un empleo en condiciones normales (sin pandemia) no lo tenían, lo que agravó las tendencias de desempleo juvenil.
Los ingresos de los jóvenes se contrajeron 15% en 2020 y un 12% en 2021.
Una de las consecuencias, según alerta el organismo, es que los nuevos participantes en el mercado laboral tendrán un menor nivel de educación y eso se reflejará en ingresos 13% más bajos durante sus primeros laborables.
Norbert Schady, economista en jefe de Desarrollo Humano del Banco Mundial
Las personas que hoy tienen menos de 25 años, es decir, las más afectadas por la erosión del capital humano, conformarán más del 90% de la fuerza laboral en plena edad productiva en 2050”.
Población menos capacitada
El informe del Banco Mundial señala que se ha perdido gran parte del capital humano, entendido como el cúmulo de los conocimientos, las habilidades y la salud de las personas a lo largo de su vida. Este retroceso afecta la recuperación de las economías de los países.
“La pandemia provocó el cierre de las escuelas y de los lugares de empleo e interrumpió otros servicios específicos que protegen y promueven el capital humano, como la atención de la salud maternoinfantil y la capacitación laboral”.
En América Latina y el Caribe, los datos muestran una fuerte caída del empleo juvenil y es que fueron especialmente pronunciadas al comienzo de la pandemia en Brasil y México, con tasas de 6% y 7%. Hacia finales de 2021 en Brasil el empleo había subido 6%, mientras que en México solo 1%. No obstante, se indica que 25% de los jóvenes en esos países no recibió educación, empleo ni capacitación en 2021.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la tasa de informalidad entre los jóvenes en América Latina asciende a 60% al tercer trimestre de 2022, significativamente superior al 47% entre los adultos.
Precisa la OIT que aunque se percibe una recuperación más rápida del empleo juvenil, persisten problemas como la informalidad, la mayor intermitencia laboral, es decir, no son constantes en los empleos, hay dificultad para acumular las calificaciones específicas que requieren los trabajos y se registra una brecha digital.
David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial, señaló que los cierres de escuelas, los confinamientos relacionados y las disrupciones en servicios durante el curso de la pandemia han sido una amenaza que podría destruir décadas de avance en la generación de capital humano.
“Las políticas específicas para revertir las pérdidas de aprendizaje, salud y habilidades básicas son fundamentales para no poner en peligro el desarrollo de varias generaciones”, sostuvo.
Considera que los países deben trazar un nuevo rumbo para aumentar las inversiones en capital humano a fin de ayudar a los ciudadanos a ser más resilientes ante las amenazas superpuestas de las crisis sanitarias, los conflictos bélicos, el crecimiento lento y el cambio climático, y a sentar bases sólidas para un crecimiento más rápido e inclusivo.
Recomendaciones
El Banco Mundial plantea que ante la pérdida del empleo juvenil y la capacidad del recurso humano, en los países en los que no se haya recuperado el empleo, ni de los adultos, ni de los jóvenes, las políticas se deberán centrar principalmente en el lado de la demanda, a fin de impulsar a las empresas a reanudar la contratación de empleados.
Mientras que en los países donde se haya recuperado el empleo de los adultos, pero no el de los jóvenes, se deberá poner énfasis en las políticas en el lado de la oferta, como programas de capacitación adaptada, de intermediación laboral y de emprendimiento, así como nuevas iniciativas orientadas a la fuerza de trabajo juvenil.
Igualmente, indica el organismo, que las políticas también son diferentes para cada grupo etario dentro de un mismo país: En el caso de los más jóvenes (15 a 18 años), considera que se debe respaldar las transferencias monetarias condicionales y las campañas de información, y en el grupo de 19 a 24 años recomiendan lograr que la educación postsecundaria sea pertinente y atractiva, y asociarse con prestadores de servicios y con el sector privado para ofrecer credenciales académicos prácticos a corto plazo.
