La economía de América Latina y el Caribe se desacelerará este año, impactada por varios factores entre ellos las secuelas de la invasión entre Rusia y Ucrania, las presiones inflacionarias por el alza de las tasas de interés y un menor ritmo del comercio en general por la incertidumbre internacional sobre una posible recesión.
Así lo indica el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que señala que luego de crecer 3.9% en 2022, este año las tasas de crecimiento serán menores con una estimación del producto interno bruto para la región de apenas el 1% y en un escenario algo moderado esperan que en 2024 alcance el 1.9%.
Eric Parrado, economista jefe del BID, explica que este año los países de América Latina y el Caribe enfrentan una demanda global deprimida, altos costos de financiamiento y la reciente incertidumbre financiera.
Recalca que por la pandemia y el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania, la región arrastra desafíos importantes como la crisis que ha acentuado los problemas de pobreza, desigualdad y el desempleo.
Y por otro lado está el desafío fiscal debido a que todos los gobiernos compensaron los efectos del covid-19 elevando el gasto público, que a su vez aumentó el déficit fiscal y la deuda.
El economista del BID recalca que la tasa media de inflación anual en América Latina y el Caribe alcanzó el 9.6% en julio de 2022, la más alta desde la crisis financiera global de 2008. En la mayoría de los países, la inflación ha caído después de ese pico, pero sigue siendo alta en toda la región.
Agrega que entre el período prepandemia y hasta la fecha, los precios de los alimentos han aumentado 30% y eso se traduce en una mayor presión para el bolsillo de la población.
Explica que esto amenaza la seguridad alimentaria de los ciudadanos de la región.
“Si se da un shock de inflación de alimentos del 20% la pobreza puede aumentar 2.3% y la extrema pobreza en 2.5%, por lo tanto hay que hacer un gran esfuerzo por contener estos precios para que no ocurra estos aumentos”, alertó.
El experto del BID que presentó el informe macroeconómico final de la Asamblea Anual de Gobernadores del BID insistió en que hay que tener un plan de consolidación fiscal para reducir la deuda y en especial el peso del servicio de la deuda. “Hay que trabajar para que esa deuda sea más productiva”, insistió.
Parrado comentó que los ingresos fiscales de los países de la región apenas llegan al 21% del PIB mientras que en los países desarrollados de la OCDE llegan al 33.5% del PIB. “Se debe hacer un esfuerzo mayor para generar más ingreso fiscal”, acotó al indicar que también se debe trabajar para ser más eficiente y productivo en el gasto público.
Uno de los ejemplos que cito, es que muchos países entregan transferencias directas o subsidios a personas que no lo necesitan.
“La recomendación es que hay que ser más focalizados en términos del gasto público y del gasto social”.
Considera que los formuladores de políticas deben actuar con cautela, coordinando la combinación adecuada de políticas monetarias, fiscales, financieras y otras políticas económicas relevantes para volver a una senda de crecimiento económico sostenido.
Dijo que la crisis de confianza que se ha generado en el sistema financiero de Estados Unidos, aunque está teniendo menos impacto en la región, si es vista con cautela por los mercados.
El economista jefe del BID aclaró que el crecimiento estimado para 2023 de 1% es bajo un escenario base moderado, pero si se dan otros impactos más severos, como un contagio de la crisis de confianza que ocurre en Estados Unidos y otros factores como shock reales y financieros, la estimación es que el PIB sea cero, es decir no se genere crecimiento.
“El crecimiento sería cero si es que todo el tema de confianza se contagia a todo el mundo y tiene un impacto más negativo en la región”, dijo sobre un escenario hipotético.
Precisó que hasta ahora lo que se ha visto es un par de semanas de incertidumbre en los mercados financieros. “Lo que sí hay que plantear es que esta crisis bancaria de algunos bancos es muy distinta a lo que vivimos en 2008 con la crisis de los bonos subprime relacionado con las hipotecas en todo el mundo y hoy en día es un caso de crisis de confianza de algunas entidades”.
Igualmente dijo que en este momento hay un gran nivel de solvencia y resiliencia en los bancos a nivel internacional y sobre todo en América Latina y el Caribe.
“En la región el sistema bancario es parte de la solución y no del problema, tenemos bancos mejor capitalizados, más líquidos y las tasas de morosidad son mucho más bajas y por lo tanto tenemos más resiliencia para afrontar ese tipo de shock”.

